Cuando se suspendió el programa informativo News 1+1 tras emitir unas críticas al ministro de Transte quedó claro que el régen no iba a quedarse quieto. 4 días después del accidente ferroviario, el despido de Wang Quinglei fue otra señal más de la voraz censura que el gobierno comunista chino está dispuesto a aplicar.
La noche del 28 de julio, tal y como leemos en La Gran Época, un editor chino ha relatado como un agente del aparato de propaganda hizo tres llamadas telefónicas a un periódico de Beijing. La prera, a las 9 pm, les ordenaba que ‘enfríen’ la cobertura noticiosa; la segunda, a las 10 pm, dice que sólo se permite la propaganda oficial de Xinhua; la tercera llamada, a
medianoche, prohíbe cubrir el accidente en tadas. Pero nada más lejos de la realidad.
Portadas en blanco, ágenes del prer ministro, Wen Jiabao, en el lugar del accidente… A pesar de los intentos del gobierno, fueron docenas los periódicos que sí publicaron las informaciones sobre este accidente y, en muchas de ellas, se leían alusiones a las declaraciones recientes de Wen Jiabao en el mismo lugar donde ha ocurrido la desgracia ‘el papel del gobierno es proteger la vida del pueblo’. Se llegan a escribir, y publicar, críticas ‘abiertamente o en forma opaca, del rápido desarrollo de los ferrocarriles de alta velocidad a costa de la seguridad pública, en realidad una acusación formal al modelo de desarrollo de China’.
El especial de Southern Metropolis Daily, con 16 páginas, la tada negra, y el título ‘La verdad es la mejor conmemoración’, fue uno de los más arriesgados. De hecho, en el interior se incluyó el mensaje ‘rechazamos el rápido desarrollo a costa de la vida de las personas, creemos en el poder de la verdad’.
Al día siguiente el Departamento de Propaganda emite, directamente, una prohibición ‘ no se puede publicar información, ni comentarios, sobre la empresa responsable del sistema de señales de alta velocidad ferroviaria, ni sobre el propio sistema ferroviario o el sistema local de metro’. Todos permanecen atentos a las posibles represarías sobre los periódicos que no siguieron las órdenes recibidas teléfono las noche del 28 de julio.
Además, como lamenta Reteros Sin Fronteras, el pasado 1 de agosto, se emitió una nueva sentencia contra el periodista Qi Chonghuai, encarcelado desde 2007. ‘Mientras, los despidos, las desapariciones y las detenciones arbitrarias son prácticas ya empleadas las autoridades chinas, la condena a alguien dos veces el mismo cargo es una innovación judicial extremadamente preocupante’ alertan desde RSF.
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