El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, COFM, está realizando una labor de cuantificación de Farmacias Rurales que existen en la Comunidad a fin de pedir apoyos a la Consejería de Sanidad ya que son las grandes olvidadas las Administraciones.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, COFM, está realizando una labor de cuantificación de Farmacias Rurales que existen en la Comunidad a fin de pedir apoyos a la Consejería de Sanidad ya que son las grandes olvidadas las Administraciones.
En este sentido, el presidente del Colegio, la vocal de Rurales y el secretario están celebrando rondas de encuentros con los boticarios rurales para determinar en qué estado se encuentran y cuáles son los principales problemas que acusan.
Los farmacéuticos rurales se quejan de la falta de suministro de medicamentos, la baja rentabilidad, la escasez de personal auxiliar y sobre todo los amplios horarios, ya que en muchos casos son los únicos sanitarios que tienen en las zonas rurales.
La Farmacia Rural, ejemplo de las ventajas del modelo mediterráneo como paradigma de la capilaridad que puede alcanzarse con un modelo planificado, recibe, no obstante, muy pocos estímulos desde las Administraciones locales y sanitarias para las que desempeña una tante labor de cohesión social como servicio sanitario totalmente accesible para los ciudadanos, que en muchas ocasiones, es el único de la localidad.
El medio rural, es más pobre en cuanto a población asistida y consiguiente en cuanto a ventas, pero las farmacias allí ubicadas tienen las mismas obligaciones y responsabilidades asistenciales que las farmacias de las grandes ciudades. En la Comunidad de Madrid hay 84 municipios con menos de 2.000 habitantes. Se trata de localidades en las que no hay escuela, ni gasolinera y los servicios médicos se litan a unas pocas horas y no todos los días, pero sí hay farmacia.
El farmacéutico rural suele atender el sólo a la farmacia. Fuera de ese horario el farmacéutico es el único profesional sanitario que queda en la localidad. Por otra parte, el Servicio Madrileño de Salud está centralizando los servicios sanitarios rurales en los pueblos más poblados de cada zona, aunque se encuentren a 15 o 20 km. y allí deben acudir los pacientes a demandar la atención de urgencias. No obstante, el sistema de guardias de las farmacias se reparte entre los cinco o seis pueblos de cada una de esas zonas y a esas farmacias les corresponde, en consecuencia, estar siete días de guardia cada cinco o seis semanas. Las innovaciones tecnológicas (inminente receta electrónica) representan otro gran sacrificio para estas farmacias que deberán dotarse de equipos nuevos para los que el Colegio está viendo fórmulas de financiación o subvenciones.
A todos estos problemas, que son tradicionales de la Farmacia Rural, se ha unido ahora el de la dificultad para suministrase de medicamentos. Hasta ahora este servicio se lo prestaban a plena satisfacción los distribuidores mayoristas de medicamentos que llegan a servir hasta dos pedidos diarios. Ocurre, sin embargo, que las relaciones entre los laboratorios farmacéuticos y la distribución mayorista se encuentran en transformación y más de un 15 ciento de la cuota del mercado total de medicamentos es ahora suministrada directamente los laboratorios a las oficinas de farmacia. Este nuevo modelo el alto coste que representa el transte y el escaso número de unidades solicitadas, no atiende a la farmacia rural o lo hace con demoras inasumibles para los pacientes.