l verano es largo y en vacaciones, hay quien en vez de leer, pasear o tomar el sol, se dedica a engancharse a culebrones y telenovelas varias. Y claro, tanto escuchar Licenciado para arriba, Licenciado para abajo, Doctor aquí, Doctor allá, se contagian y empiezan a soñar. Y se preguntan ¿cómo quedaría un Doctor, delante de mi apellido? (Doctora, en este caso). Se ven en la ca, y creen que con el ficticio título, suplen su real incompetencia. ¿Quién va a dudar de las habilidades de un Doctor? (perdón, Doctora) Pero hay quien no se conforma con soñar y decide que los sueños se deben cumplir y que su apellido bien merece un Doctor/a que le dé más brillo. Y para mayor gloria lo convierte en placa y lo planta cual trofeo, en la puerta de su despacho, para asombro de los que la conocen de su anterior etapa, en la que tan sólo era comunicadora. En fin, si así encuentra consuelo…
Los murciélagos nunca duermen…