El 83 ciento de los pacientes no sabía que era la artritis reumatoide en el momento del diagnóstico, a pesar de que esta patología afecta en España a más de 200.000 personas, según se desprende de las conclusiones del estudio ‘Vivir con Artritis Reumatoide' promovido la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis) y en el que se ha analizado, desde el punto de vista psicosocial, la forma en la que los enfermos viven las diferentes etapas.
El estudio de esta enfermedad, que se ha convertido además en la causa más frecuente de incapacidad potencialmente reversible en el mundo occidental, ha sido declarado de utilidad para pacientes reumáticos la Sociedad Española de Reumatología (SER). En él se demuestra que existe un gran desconociento de la patología parte de la sociedad.
Una vez que se recibe la noticia del diagnóstico, aunque el 88 ciento de los entrevistados reconoce haberla aceptado, el 67 ciento afirma que su carácter cambió como consecuencia de la artritis, y el 32 ciento se considera una persona más seria o triste tras el diagnóstico. No obstante, con el paso del tiempo y a medida que el paciente maneja más información, la situación suele mejorar.
En este sentido, para la presidente de ConArtritis, Antonio Torralba, ‘recibir la noticia de padecer este tipo de enfermedad, con la que se debe convivir toda la vida y a la que se tiene que ir adaptando supone un gran pacto emocional'.
Tras el diagnóstico y la aceptación de la enfermedad, el paciente debe enfrentarse a las actividades cotidianas, que en ocasiones se convierten en grandes obstáculos debido al deterioro de las articulaciones. Según Torralba, la calidad de vida de los pacientes se ve ‘muy deteriorada', ya que en el 65 ciento de los encuestados el dolor es el aspecto que más les afecta, seguido del cansancio, en el 62 ciento de los casos y la pérdida de funcionalidad en un 60 ciento.
Este aspecto afecta especialmente al entorno laboral, ya que el paciente se enfrenta a la incapacidad absoluta en un 35 ciento de los casos, a frecuentes bajas médicas y, en ocasiones, a la posibilidad se seguir realizando las mismas funciones. A estas repercusiones se añaden, otro lado, aquellas que se presentan en el ámbito personal, ya que pasan de ser cuidadores a ser cuidados.
Sin embargo, el tratamiento con fármacos biológicos ha supuesto para muchos pacientes un gran paso en el incremento de su calidad de vida debido a que han conseguido que se mejore el control de los síntomas de la enfermedad, y en un gran número de casos han logrado detener su progresión. El problema reside en que según los datos publicados en el estudio ‘Artritis Reumatoide: carga de la enfermedad y acceso de los pacientes a los tratamientos', en el año 2000 sólo el 8 ciento de los pacientes fueron tratados con fármacos biológicos en España.
En relación con el tratamiento, la presidenta de la Sociedad Española de Reumatología (SER), Rosario García de Vicuña, afirmó que los tratamientos biológicos han cambiado las expectativas que ‘han demostrado que se puede llegar a tener una actividad de la enfermedad de ‘cero', mientras que anteriormente con frecuencia se conformaban a que el paciente se mantuviera en 3 ó 5, en una hipotética escala de cero a diez'.
Además añadió que el diagnóstico y el abordaje temprano retrasan la progresión de la enfermedad y frenan el deterioro de la articulación, y con ello se consigue una disminución de su pacto en el paciente, así como de los días perdidos discapacidad.
Con respecto a la confianza de los pacientes en su médico de referencia, en este caso el reumatólogo, la presidenta de la SER destacó que el 86,4 ciento de los pacientes afirma sentirse escuchado. Al mismo tiempo consideran que el reumatólogo es la persona que mejor les puede informar sobre su situación, tanto en relación a la evolución de la enfermedad, como del tratamiento a seguir.