El ácido grado llamado Omega 3, que se encuentra principalmente en el pescado azul, ha demostrado contribuir positivamente en diversas enfermedades como la diabetes o las patologías cardiovasculares al tiempo que contribuye a rebajar el colesterol o los triglicéridos. Asismo, varios estudios apuntan a una relación entre la mejora de patologías relacionadas con el sistema nervioso central como el TDAH o las depresiones y la presencia de este ácido.
En el caso del trastorno de hiperactividad (TDAH) los expertos apuntan, según recoge el sitio hiperactividadmedicosypacientes.com, que las membranas de las células están constituidas lípidos. Además, las estructuras cerebrales y especialmente las cubiertas, no sólo poseen un alto contenido en grasa, sino que además no funcionan igual cuando tienen Omega 3 que cuando se observa otro tipo de ácidos grados como los saturados Omega 6.
En este sentido, el jefe de Neuropediatría del Hospital St. Christopher's de Philadelphia (Pensylvania, EE.UU.), Agustín Legido, apuntó que este ácido es ‘relevante en el desarrollo del cerebro de un niño hasta los seis años', debido a que, como explica este doctor y otros estudios científicos, los ácidos grasos esenciales ejercen una ‘función clave' en el ‘desarrollo y manteniento' de la estructura del sistema nervioso central y de la retina, lo que contribuye al desarrollo del menor con TDHA. Sin embargo, advirtió que aunque el Omega 3 puede servir de complemento de dieta para el paciente, no sustituye a los fármacos indicados para abordarla.
Según Legido, el desarrollo de algunas enfermedades psiquiátricas como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad está relacionado con un mecanismo de inflamación de determinados órganos, de la misma forma que sucede con una gran cantidad de enfermedades sistémicas como la obesidad o la diabetes y neurológicas como la esclerosis múltiple, el Alzheer o el Parkinson.
Esta últa consideración es compartida también el jefe de neuropediatría del Hospital La Fe de Valencia, Fernando Mulas, que defendió el hecho de que la inflamación pueda estar facilitada, en parte, la detección de niveles bajos de ácidos grasos.
Ante este déficit, Mulas aseguró que los ácidos Omega 3 actúan favoreciendo la transmisión de la membrana celular. De este modo, se observan, según Mulas, ‘los efectos positivos que tiene sobre las personas una regular capacidad de transmisión de los nervios transmisores'. Para conseguir los niveles adecuados de este ácido, el doctor recomendó incluir este elemento incluso en las dietas lácteas de niños prematuros, que además contribuye a mantener una correcta visión.
Al mismo tiempo recomendó el consumo de pescado azul especialmente a las mujeres embarazadas ya que se necesitan ácidos grasos en la zona inteuronal. De este modo, el doctor extrapola estos beneficios a los niños que padecen TDAH y que afecta a entre un 7 y un 10 ciento de la población, según los últos datos atados la Organización Mundial de la Salud.
Por su parte, el jefe de Psiquiatría Infantil de la Fundación Hospital de Alcrorcón, Francisco Montañés, apoyó las posturas de estos dos compañeros y consideró que los niveles ingeridos de Omega 3 en estos pacientes deben ser controlados los profesionales sanitarios. ‘Es tante que la familia valore y vigile la alentación que siguen los niños con hiperactividad que determinados conservantes o colorantes pueden tener efectos negativos, aunque leves, sobre el menor', advirtió.