Este señor con bigote nos recuerda a épocas pasadas de nuestra historia en las que otros señores también con bigote ansiaban llegar al poder. Antaño, el bigotes de turno lo consiguió, más posición que su virtuosismo en la oratoria. Pero el actual, el bigotes sureño, hace gala de su verborrea y la saca a relucir cada vez que tiene ocasión, ya sea en campo contrario o en su propia casa, poco le ta al que ya se postula como firme candidato al cargo, es más, casi se diría que el nada moderado candidato ya se ve en Madrid mirando a los leones. Quizá se cumpla esta vez ese refrán español que anuncia que, en río revuelto, ganancia de pescadores. ¿O era senda? Algunos manejan muy bien la caña…
Los murciélagos nunca duermen…