La caída del pelo y las uñas son sólo algunos de los efectos secundarios de los tratamientos para el cáncer, como la quioterapia y la radioterapia. El ‘síndrome de manos y pies’ es como se conocen al dolor, hinchazón, el hormigueo y la retención de líquidos que dejan los tratamientos oncológicos en las piernas y los pies. Un innovador taller, promovido el Instituto Madrileño de Oncología ayuda a los Pacientes a hacer frente a este problema.
Durante escasos 15 minutos, el formador José Rodríguez es capaz de aliviar el malestar de los Pacientes. Sus principales quejas son el dolor articular, las durezas que aparecen en plantas y dedos, y sobre todo, el oscureciento de las uñas, y su posterior caída.
Debido a los tratamientos oncológicos, las uñas cambian su estructura, se ahuecan, oscurecen y agrietan. Pero la afectación a las uñas no es sólo cuestión de estética. Los Pacientes que se han sometido, o están en un tratamiento oncológico tienen, además, un sistema inmunológico alterado, lo que son más susceptibles a la aparición de infecciones en las uñas de los pies.
El taller puesto en marcha el Instituto Madrileño de Oncología (IMO) pretende, precisamente, dar respuesta a estos problemas. Que si bien a sple vista, pueden parecer banales, si se añaden a otros efectos secundarios como la caída del pelo, o los cambios físicos provocados las sesiones de radioterapia o quioterapia, pueden producir un fuerte pacto psicológico en el Paciente.
Este es el prer taller específico para el cuidado de los pies de Pacientes oncológicos, y tal como explica la doctora Carmen Yélamos, psicooncóloga, coordinadora del proyecto y directora de la Fundación Grupo IMO, ‘ayudar a los Pacientes a mejorar su calidad de vida es ayudarles a superar este proceso de una forma más ópta’.
Entre los consejos que ofrece el formador José Rodríguez, formador de Belfeet, está el realizar un protocolo de tratamiento, y cuidado de los pies para evitar las molestias que padecen los Pacientes. ‘Prero la desinfección de las manos con aceite seco, para evitar que en el contacto de las manos con los pies se produzcan infecciones y la posible aparición de hongos; después una lpieza de la planta de los pies con un cepillo; y últo, un masaje articular. Lo más tante es comenzar con la rotación de huesos, evitando siempre el dolor. Una vez aparece la sensación de dolor, se ‘amasan’ los músculos’, explica José.
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