Apenas 4 de cada 10 mujeres en España siguen alentando a su hijo con leche materna a los seis meses de haber dado a luz. El desconociento acerca de los beneficios, el temor a malformaciones estéticas de la figura y pechos, y las dificultades de compaginar lactancia y trabajo son algunas de las principales causas, asegura Maria Teresa Hernández, Coordinadora del Comité de la Lactancia de la Asociación Española de Pediatría. La lactancia materna, además de procionar beneficios de tipo inmunológico y prevención de enfermedades en los pequeños, para la madre es una fuente de protección frente al cáncer de mama, útero y ovario.
La historia del siglo XX ha estado marcada el abandono progresivo de algunas de las prácticas más naturales y humanas a favor del progreso y la modernidad. Una de estas prácticas ha sido la lactancia materna. La incoración al mundo laboral de la mujer y la aparición de sucedáneos y alternativas a la leche materna, han hecho que cada vez más mujeres hayan abandonado una práctica tan natural como alentar a su bebé con su propia leche.
La leche materna contiene todo lo que el lactante necesita durante los preros meses de la vida, ello, desde el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría se recomienda la lactancia al menos durante los seis preros meses de vida del niño, y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias hasta los dos años de edad o más. Sin embargo, la realidad es muy diferente. A pesar de que el 80 ciento de las mujeres decide amamantar a su hijo cuando nace, esta cifra disminuye hasta el 68 ciento a las 6 semanas, a la mitad a los tres meses y tan sólo el 36 ciento a los seis meses del parto.
Entre las causas del progresivo abandono de la lactancia materna están, según asegura Maria Teresa Hernández, ‘la falta de independencia de la mujer, no estar atada, los miedos estéticos, el miedo a la libertad de movientos… Aquí es muy tante la información, que hay mujeres y hombres que piensan, ‘es que cuando la mujer amamanta se la estropean los pechos’ o ‘no se puede amamantar y trabajar’. Yo digo que no. Sí se puede. Pero todos tenemos que ayudar a que las condiciones sean mejores, y reconocer a la mujer que está haciendo una labor de crianza de un futuro hombre o mujer que va a crecer más sano’.
La lactancia materna es, en palabras de María Teresa Hernández ‘la mejor vacuna’ para un recién nacido. Además de haberse demostrado su capacidad inmunológica frente a enfermedades tan comunes como los catarros, diarreas o neumonías, la lactancia materna ha demostrado ser un factor preventivo de enfermedades en etapas posteriores del niño, como la diabetes o la obesidad. Además, mejora el desarrollo del niño y su capacidad intelectual, aseguran los expertos.
Pero no sólo el niño es el benefactor de los beneficios de la lactancia, la madre también. ‘La mujer que amamanta recupera mejor el pecho después del embarazo, estéticamente sus pechos están mejor que los de la mujer que no lo ha hecho; disminuye la tensión arterial y la obesidad, enfermedades que son mucho menos frecuentes en las que han amamantado. Además, sufren menores roturas de cadera cuando son mayores. Pero lo más interesante y novedoso, es que durante la lactancia, la mujer segrega una hormona que modifica el cerebro de la mujer y aumenta la inteligencia emocional de la misma, y la capacidad de resolución de problemas. De manera que las mujeres, cuando amamantan, continúan desarrollando una inteligencia mayor’, explica la coordinadora del Comité de la Lactancia Materna.
Protección frente al cáncer. Según avalan distintos estudios españoles, explica María teresa Hernández, ‘uno de los factores que protege a la mujer frente al cáncer de mama, el cáncer de ovario, o el cáncer de útero depende directamente de los meses de lactancia y el número de hijos’.
Según la doctora Hernández, ‘la lactancia es el mayor bien que podemos dar a un recién nacido durante los preros meses de vida, y tanto, se debe sopesar muy bien lo que supone suspenderlo motivos injustificados. Hoy en día la mayoría de los tratamientos de enfermedades de las mujeres se pueden combinar con la lactancia, o hay tratamientos alternativos‘. Y respecto al tabaco, la opinión de la coordinadora del Comité de la Lactancia es clara. ‘Evidentemente todos sabemos que no fumar es bueno para la salud de todos, y no se debe fumar nunca delante de los niños ni alrededor de ellos. Pero una mujer que es fumadora y que no quiere dejar de fumar, o no pueda, siempre es mejor que amamante a su hijo a que no lo haga’.
La lactancia feliz. Este año, con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con UNICEF, han querido volver a hacer hincapié en la estrategia para la plementación de la lactancia lanzada en 1989 a través de los ‘Diez pasos para una lactancia materna feliz’. A través de este decálogo, se pretende fomentar la práctica de la lactancia y ofrecer toda la información y herramientas a las mujeres que acaban de dar a luz. Además, esta iniciativa promueve la certificación de centros sanitarios como ‘Hospitales amigos del niño’. Para conseguir esta acreditación los centros deben poner en contacto con el ministerio de sanidad de cada país.
La doctora Hernández es una férrea defensora de la lactancia materna, y desde su labor en el Comité de la AEP defiende esta práctica como un derecho de todas las mujeres y como una experiencia única’. ‘Cuando la mujer recibe el apoyo suficiente durante las preras semanas ye establece la lactancia feliz, es una vivencia tan placentera, un placer ínto de unión con el hijo, que la mujer que lo conoce y lo disfruta y que luego recibe el apoyo suficiente, tanto de la familia como de los servicios sanitarios, después consigue mantenerlo. Cada vez hay más mujeres que se incoran, y que disfrutan de este derecho. Pero, en realidad, cuando una mujer tiene un hijo, y no quiere perder la experiencia de disfrutar de él, la lactancia es algo que le ayuda como madre, a establecer el vínculo, el apego y mejora su calidad de vida y su salud mental, y les hace mujeres más completas y más felices. Es un bien precioso que hemos perdido y que tenemos que recuperar, como otras tantas cosas, pero sigue a nuestro alcance’.
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