Hoy comienza la andadura de esta nueva publicación ¿Cuáles son las motivaciones que os han llevado iniciar este proyecto?
El mundo anglosajón tiene dos grandes revistas sobre health communication, una nacida en 1989 y otra en 1996, pero en el ámbito iberoamericano no existía esa publicación que sirviera de lugar de encuentro en castellano y tugués para quienes estudian e investigan en comunicación y salud. Somos muchos los que compartíamos que se necesitaba crear una revista científica, pero una u otra cuestión nadie se ponía a hacerlo. Así que un buen día pensé aquello de ¿ qué no tú, qué no ahora?, y comencé a mantener conversaciones con personas cuyo apoyo y consejo era clave para que el proyecto fructificase. Para mi sorpresa, todos ellos acogieron la iniciativa con tanto o más entusiasmo que yo, así que se comenzó a generar la red académica necesaria y a poner las bases del proyecto… Y aquí estamos. La clave fue esa clara conciencia compartida de la necesidad de una revista científica de comunicación y salud para Iberoamérica.
¿Cuánto tiempo lleváis trabajando en ello?
Un año desde las preras conversaciones y contactos serios, aunque el trabajo se ha intensificado en los últos meses, desde septiembre.
¿Cuál es el formato de la revista?
Es una revista on line y de acceso abierto. No descartamos, sin embargo, hacer una edición reducida de cada número en papel, para lo que contamos con el apoyo del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad II de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Cuántas personas formáis el equipo?, ¿Sólo hay colaboradores o también existe gente dedicada en exclusiva a esta revista?
Hay tres grupos, que tienen diferentes roles. Prero está el Comité Editorial, formado 25 académicos y profesionales de gran prestigio, son los ‘sabios’, las personas que garantizan la correcta orientación científica. Otras 16 personas, también académicos y profesionales, forman parte del Comité Evaluador, que serán quienes revisen y aprueben o rechacen según su calidad los artículos que vayan llegando. Y finalmente el Consejo de Redacción, el equipo más cercano al editor, y que se encarga de coordinar la publicación, maquetar, corregir estilo en castellano, tugués e inglés y mantener la plataforma digital, lo forman 8 personas. Todos tenemos nuestras ocupaciones profesionales y nadie se dedica de forma exclusiva a la revista.
¿Cuál va a ser su periodicidad?
Semestral. Ojalá en el futuro podamos llegar a 3 ó 4 números al año, pero eso depende de la cantidad de artículos originales que nos lleguen y de su calidad.
¿Qué objetivos os marcáis a corto y largo plazo?
El prer gran reto ha sido nacer, y lo hemos conseguido. A corto plazo, hay que centrar los esfuerzos en el número 2, que saldrá en julio. A medio y largo plazo el objetivo es asentarse como una publicación de referencia, indexada en las principales bases de datos científicas internacionales. Soy optista.
¿Cuál va a ser la estructura de la revista?
La revista va tener un editorial y 5 secciones: artículos originales, revisiones, ensayos, cartas al editor y reseñas de libros. Las cartas al editor y las reseñas de libros comenzarán en el número 2.
¿A qué público os dirigís?
Es una revista científica y, tanto, sus lectores principalmente estarán en las universidades y en los centros de investigación. Sin embargo, creemos que también puede ser muy útil para aquellos profesionales de la comunicación y del mundo de la salud que se interesen conocer y compartir buenas prácticas y conociento.
¿Cuál es tu valoración del periodismo sanitario en nuestro país?
Estamos en un momento de grandes cambios e incertidumbres en el periodismo español, y el periodismo sanitario no es ajeno a eso. Hay publicaciones y personas que trabajan muy bien, y otras no tanto. Queramos o no, hacer buen periodismo es caro y el contexto de crisis no facilita las cosas.
¿Qué han supuesto, suponen y supondrán las redes sociales y el mundo 2.0 para la ‘información sanitaria’?
Las redes sociales y el 2.0 facilitan una capacidad humana básica: la de relacionarse. Eso, que es bueno en sí mismo, no necesariamente plica que la información (sanitaria o de otro tipo) que se comparte sea la más rigurosa: puede serlo o puede no serlo. Sí es un hecho que el universo 2.0 da pie a que aparezcan ‘nuevos actores’, ‘nuevos informantes’. A los lectores corresponde hacer la criba y elegir aquellas fuentes rigurosas y de calidad.
¿Qué podría hacerse para mejorarla?
Es indispensable que se vaya elevando la formación de los profesionales que se dedican a la información sanitaria. Un periodista capacitado es una sabia mezcla de experiencia y formación. La experiencia la da el tiempo y la suerte que tengas de estar rodeado de buenos maestros en la redacción. Y la formación va mucho más allá de aprobar cursos, acudir a jornadas o completar una licenciatura; es más una actitud continuada, una forma de ser. La Universidad, más que trasladar conocientos, debería apostar en mi opinión favorecer esa actitud, esa forma de pensar. Ganaría la información sanitaria, y ganaría la sociedad.
11+1. Respuesta de libre elección…¿Algo que añadir?
El naciento de ‘Revista de Comunicación y Salud’ es un sueño compartido que se ha hecho realidad gracias al apoyo de mucha gente. Quiero agradecerles a todos ellos saben bien quiénes son su cariño, su consejo y su paciencia. Y no sería justo olvidarse de la institución en la que trabajo, Madrid Salud, cuyo gerente, el doctor José Manuel Torrecilla, cree en la necesidad de la comunicación como herramienta para mejorar la salud colectiva, y ha contribuido con su apoyo a que la revista sea una realidad.
Seguiremos informando…