El verano es la época del año en que más festejos taurinos se celebran en España (corridas, novilladas, encierros…) y es también en este periodo cuando se producen la mayoría de los ingresos hospitalarios y la mayor demanda de atención médica relacionada con los toros. En este tipo de actos no sólo se pueden generar heridas serias asta de toro, sino también aplastamientos, caídas, pisotones o traumatismos, ejemplo.
Entre el 3% y el 19% de las embestidas del toro tienen consecuencias en la cabeza y el cuello, según un estudio del Hospital Clínico de Valencia y el Instituto Neurológico de la Clínica Cleveland de Estados Unidos, publicado en la revista científica Neurosurgery. Las heridas en estas regiones anatómicas pueden llegar a ser mortales.
La ley española establece que en los festejos taurinos de mayor tancia tiene que haber un cirujano general o traumatólogo al frente del servicio médico, un prer ayudante de cualquier especialidad quirúrgica, un médico y un anestesista. La Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM) denuncia la falta de este especialista y considera que debería estar integrado como ayudante del cirujano general o del traumatólogo que está al frente del equipo.
Esta sociedad científica expone que la alta incidencia de traumatismos, heridas, control de vía aérea y de lesiones vasculares y cérvicofaciales justificaría la presencia del cirujano maxilofacial. Éste permitiría que la mayoría de las fracturas y cornadas pudieran intervenirse in situ con éxito y que el paciente no presentara secuelas.
Mayka Sánchez
Periodista
