Quedan dos meses para las elecciones generales del 20N, para que todos seamos bombardeados con multitud de mensajes buscando persuadirnos con la intención de que les concedamos nuestros votos; Para ello, los asesores de comunicación, de agen y los propios candidatos y partidos usarán todo su ingenio en construirnos un futuro apetecible, una realidad idílica.
Los grandes pensadores de la comunicación Peter Berger y Thomas Luckmann hablaban de la construcción social de la realidad como ese concepto que intentaba explicar las diferencias entre la verdad y la creación que los medios generaban al interpretarla, un concepto que aplicaban a la comunicación de los medios, pero que posteriormente los gurús de la comunicación política habían asilado comprendiendo que no taba lo que fuera, sino lo que pareciera.
La verdad es un concepto inalcanzable y muchas veces nombrado referirse a ella con ambigüedad permite manipularla sin ser acusado directamente de mentiroso, esa capacidad de los políticos es amplia y poderosa, un salvoconducto que permite escapar de graves acusaciones y fallas de credibilidad difícilmente superables.
Son muchas las situaciones en las que se usa la comunicación como arma en los conflictos políticos, sobre todo contra colectivos que no tienen las mismas armas para defenderse. La técnica del Storytelling que magistralmente usaron los asesores de George W. Bush en el caso de Ashley Faulkner y que Mariano Rajoy intentó copiar con fracaso en su conocida y burlada historia de “la Niña de Rajoy” es una herramienta de manipulación y desinformación muy poderosa cuando es usada con brillantez.
Existen en España casos muy llamativos en los que se ha intentado crear a un villano con medias verdades y generalizaciones como técnica narrativa y de comunicación para ganarse a la opinión pública. El Caso de los controladores es uno de esos temas en los que el Gobierno de la mano de José Blanco y Aena usan la técnica de comunicación conocida como Storytelling para solucionar un conflicto laboral adjudicando el papel de villano al sector contra el que luchan en una negociación colectiva, táctica que también está usando la Comunidad de Madrid al trasladar a la opinión pública datos sesgados de las condiciones laborales del colectivo de profesores para posicionar a la ciudadanía en su contra.
Así pues, en comunicación política se construye una realidad que no deja de ser una creación sesgada e interesada de la realidad para favorecer sus propios objetivos y conseguir unas prebendas negociadoras logradas usando a los ciudadanos como lobby de presión en las negociaciones laborales.
Cabe preguntarse si son éticas estas herramientas de persuasión tan poderosas como para conseguir echar a un país contra un colectivo de tal forma que la prera vez que se declara el estado de alarma en democracia sea percibido como una liberación en vez de cómo un escándalo. A todos nos gustan las historias, el cine, la literatura, estamos destinados antropológicamente a consumirlas y no es malo que los políticos nos cuenten historias si somos conscientes de que estamos ante un cuento, una fábula o una vivencia personal. El peligro es cuando se intenta enmascarar la realidad de forma novelada.
En cualquier caso, queda poco para que nos pongamos frente a las pantallas a ver las historias que los políticos nos cuentan, pero sin palomitas, que esta crisis en la que nos han metido hace que no nos lo podamos permitir.
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