Fundación ONCE ha presentado los datos recogidos el Observatorio de la Accesibilidad Universal en los Municipios Españoles, un documento que analiza la accesibilidad de calles, plazas, edificios públicos y páginas Web de los ayuntamientos españoles. En él, se recogen los innumerables obstáculos a los que las personas con discapacidad se enfrentan cada día.
Para la elaboración del informe se han estudiado un total de 70 municipios y se ha evaluado el grado de accesibilidad de sus páginas Web, áreas urbanas, edificios y transtes.
La principal conclusión es que existen múltiples y diversas rupturas en la cadena de accesibilidad en los más de 254 kilómetros de calle evaluados. A esto se suma que, con frecuencia, se incumple la normativa vigente de accesibilidad tanto en zonas del casco antiguo, como rehabilitadas o de reciente construcción.
En la comparativa entre municipios no se aprecian diferencias significativas a grandes rasgos según el tamaño. En este sentido, el texto señala que la aplicación de la legislación vigente no está relacionada con tener más o menos recursos económicos o con el tamaño del municipio sino con la sensibilidad y voluntad de los políticos y técnicos que diseñan y supervisan las actuaciones a realizar en el entorno urbano.
Del análisis realizado sobre urbanismo, el documento destaca deficiencias en el pavento que dificultan el tránsito y aumentan el riesgo de caídas; la existencia de piezas sueltas, resaltes o huecos; pendientes puntuales en aceras, pasos de peatones no detectables todos los viandantes y un alto centaje (67,6%) de semáforos sin avisador acústico.
Escaleras sin barandillas, rampas estrechas, bolardos, bancos mal ubicados, papeleras mal diseñadas que piden su uso y contenedores, son otros de los innumerables “peligros” que acechan a las personas con discapacidad.
Sacar dinero de un cajero, acceder a un local o a un edificio público tampoco es tarea fácil. Según el estudio, la mayoría de los cajeros evaluados no son accesibles y muchos locales comerciales tienen escalones que dificultan el acceso a sus clientes o acristalados difíciles de detectar para una persona con discapacidad. En los edificios públicos es difícil encontrar un recorrido accesible protegido hasta la acera. Tampoco hay paradas de transte público ni plazas de estacionamiento reservadas. A todo ello se une una mala señalización.
Una vez dentro del edificio la cuestión no mejora: las escaleras tienen deficiencias de diseño, las rampas también presentan fallos, los vestíbulos y áreas de recepción tienen mostradores de atención que no son accesibles en altura, la señalización no es correcta y la documentación y los folletos informativos no están adaptados.
El texto también recoge otras cuestiones que no tienen que ver con el diseño público sino con el incumpliento cívico. En este capítulo se encuentran las obras mal señaladas, los estrechamientos de aceras fundamentalmente coches mal aparcados y las basuras sin recoger en las aceras.
El área de transte público también presenta deficiencias. Las paradas de taxi, ejemplo, no están señalizadas y tampoco permiten el embarque a nivel entre el vehículo y una plataforma de acceso. En el caso de los autobuses, las paradas también presentan deficiencias. En muchas no hay asientos y en las que sí hay no son accesibles.
Por últo, el Observatorio ha analizado la accesibilidad de las páginas Web de los ayuntamientos. De manera general, el informe concluye que los municipios con más población cuentan con un tal Web municipal más accesible. La media de accesibilidad es de 6,5 puntos, un aprobado que, sin embargo, según la escala del Observatorio, se corresponde a un nivel de accesibilidad deficiente. Los principales problemas se encuentran en los contenidos multedia, aplicaciones como Flash y los archivos PDF.