Tal y como están las cosas, bueno es que los españoles de a pie nos busquemos la menor excusa para meternos en celebraciones que nos suban la moral y de paso, nos hagan olvidar, unas horas, nuestra actual condición económica. Los valencianos, que les tocaba, quemaron sus Fallas delante de un millón de visitantes, que no querían perderse ese fiestón anual en el que se le pega fuego a verdaderas obras de arte, que, además, han costado una millonada, todo ello, en medio del jolgorio popular. Y los gaditanos, con el Rey al frente, que habían pasado ya doscientos años desde que se había promulgado La Pepa, que solo sobrevivió dos años, pero que ,en aquellas circunstancias tan difíciles, demostró, que los españoles, a progresistas y liberales no nos gana nadie, sobre todo, si disfrutamos de una auténtica e indiscutida libertad. Ha sido, pues, muy bonito, ver a la gente disfrazada de época, que para eso los gaditanos tienen un salero infinito, pero también escuchar a un Borbón hablar bien de la Constitución de 1812 que abolió el presentable Fernando VII, Rey cobarde donde los haya y traidor al pueblo que luchó la libertad del monarca y la liberación de la nación, en una guerra terrible, como lo fue la de la Independencia contra el francés. El que los republicanos actuales no seamos antijuancarlistas viene dado gestos como el del actual Jefe del Estado, que no solo cumple con sus responsabilidades sino que le añade un plus de calidad que honra a su real persona y a la Institución que representa. Que sea así para siempre.
Manuel Fernando González
Editor y Director
