Manuel Jénez, profesor de Educación Física y Salud de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha recibido el Premio a la Mejor Investigación en el Ámbito de la Medicina del Dete ‘Profesor José Miguel Fernández Pastor’.
El trabajo premiado ha sido ‘Effects of victory and defeat on testosterone and cortisol response to competition: evidence for same response patterns in men and women’, publicado el año pasado en la revista ‘Psychoneuroendocrinology’.
El trabajo, escrito Manuel Jénez junto a Raúl Aguilar y José Ramón AlveroCruz ha sido citado varios de los mejores especialistas en neurociencia y conducta humana del momento como Pranjal Mehta (Universidad de Oregón), David Edwards (Universidad de Atlanta) y Natascia Brondoni (Universidad de Pavia).
Manuel Jénez, que recogió el premio en Granada coincidiendo con la organización de las Jornadas de Nutrición en el Dete organizadas la Asociación Andaluza de Medicina del Dete, ha volcado su experiencia didáctica en temas como la ansiedad, el estrés y los estados de áno relacionados con el detista.
El equipo de Manuel Jénez se encuentra en estos momentos con dos investigaciones: cómo es nuestra respuesta al despertar del sueño, relacionada con el cortisol generado y de cómo el hipocampo gestiona la potencia de esa respuesta; y la identificación de los niveles de estrés en los alpinistas. Para este segundo proyecto están tomando ahora mismo muestras de saliva al equipo de Carlos Soria, de 74 años, que se encuentra cerca de completar los catorce ochomiles del planeta.
Las respuestas hormonales de los detistas
Según explica el profesor, personas dominantes con niveles altos de testosterona aprenden conductas instrumentales más fácilmente cuando sus niveles de testosterona suben tras alcanzar una meta competitiva, que ante la frustración que supone perder. Este tipo de personas están también más motivadas competir de nuevo y afrontar retos de mayor envergadura después de una victoria. La función específica de la testosterona es servir de combustible para aumentar la motivación en situaciones que demandan acciones vigorosas inmediatas, tal como ocurre en los desafíos competitivos. Otras hormonas como la oxitocina se relacionan con situaciones que demandan conductas calmadas o de colaboración social.
El año pasado el doctor Jénez y sus colaboradores analizaron las respuestas hormonales de distintos detistas en función de ganar y perder tras una competición. Para ello siguieron el modelo original del doctor Mazur de la Universidad de Siracusa (Nueva York). En palabras de Jénez, lo que se observó fue que el patrón de resultados, tras una competición, se ajustaba exactamente a las predicciones del modelo biosocial, con subidas de testosterona en ganadores y bajadas de testosterona junto a subidas de cortisol en perdedores. Estos patrones no habían sido consistentes históricamente en el género femenino, principalmente como consecuencia de que las mujeres tienen mucha menos testosterona que los hombres (entre 3 y 7 veces menos).
La novedad del estudio premiado es que este patrón de respuestas hormonales es idéntico en los dos géneros. Esto indica que la relación testosterona y dominancia era válida también para las mujeres, desafiando la tendencia natural que sugería una mayor motivación competitiva y de conductas de búsqueda de estatus social en el género masculino que en el femenino. Para el profesor de UNIR, estos resultados han abierto un nuevo debate en la comunidad científica: ¿de qué modo se asemejan o se diferencian hombres y mujeres a la hora de afrontar los desafíos sociales y competitivos?
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