En la Tierra a martes, noviembre 19, 2024

La absurda carrera para encontrar el ‘punto 4G’

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Como si no tuvieran las empresas asuntos a los que dedicar esfuerzo, talento y capex en estos momentos, ahora parece ser que las de telecomunicaciones han entrado en una carrera absurda y desenfrenada a cuenta del famoso 4G, la navegación a través del móvil a una velocidad tan supersónica que lo más fácil es que acabe mareándoles.

En el intervalo de 3 semanas, tres de los operadores han anunciado lanzamientos pisándose las fechas, de forma que el últo en contarlo va a ser el prero en tenerlo y el prero que lo anunció al final suena como si se hubiera rezagado. No entiendo cómo gestores solventes y curtidos, y todos los de ese sector lo son, han caído en la trampa de la prensa y los titulares. Porque ahora no es otra cosa que eso, una batalla mediática y digital a ver quién corre más.

 

Hace tiempo que las telecos –como las aerolíneas o los grandes distribuidores de ropa, ni más ni menos que todos libran muchas, demasiadas batallas, en los papeles, como esa atribulada guerra de precios en la que bajan y bajan las tarifas con tal de volver a copar la prensa económica, sin darse cuenta de que están abrasando sus márgenes y desvalorizando el mercado, aunque ésa es otra batalla.

 

Pero de todas las guerras de titulares que hemos visto últamente, ésta del 4G es la más absurda y la más peligrosa. Por muchas razones. Las preras, de tipo técnico. Estamos hablando de una red móvil en la que todos los operadores han invertido muchíso –unos más que otros y que aún tiene un recorrido y una vida útil que ahora se está despreciando. Con la más que digna cobertura de HSDPA y HSDPA+ existente en España se cubren más que de sobra las necesidades de conectividad móvil de una vastísa mayoría de clientes. Clientes que ni quieren 4G ni lo han pedido ni les ta, básicamente, nada.

 

Otro capítulo, los terminales. Resulta que los últos de los últos vienen ya listos para 4G, con lo que parece que no poder disfrutarlo es un atraso, pero ¿y el resto? ¿Cuántos clientes tienen ahora un smarphone de más de 700 euros en la mano, Dios? Una absurda minoría para la que, con todos mis respetos, no hay que construir una nueva red cuando la anterior no está ni mucho menos saturada.

 

Y no lo está, entre otras cosas, que como muy bien explica Telefónica a menudo, el tráfico que llamamos móvil o en movilidad descansa, en un 80%, en infraestructuras fijas a través de wifi. Tener en casa un ADSL o una conexión de fibra óptica, y supuesto disponer de conectividad también en la oficina, de forma que nuestro smarphone pase de wifi a wifi como nuestro coche pasa de parking a parking es ahora lo más normal del mundo. Y eso no hablar de los miles, millones ya, de puntos de wifi gratuito que hay en bares, tiendas, bancos y parques.

 

Total, una red nueva y construida a la carrera para beneficiar ¿a quién? Los clientes no la demandan, los contenidos de la web no la necesitan, los operadores tienen asignaturas pendientes muchíso más perentorias –la atención al cliente, el manteniento de sus redes actuales, la protección de sus plantillas… sólo hay un eslabón de la cadena que gana de forma aplastante: los fabricantes de esas redes. Es su urgencia y la voracidad de los medios las que están forzando esta carrera, en la que alguien debería volver a poner sobre la mesa el sentido común.

 

Seguiremos Informando…

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