El derecho del menor a ser informado, a participar en las decisiones que tienen que ver con aspectos relacionados con su atención sanitaria, o su participación en el campo de la investigación, es uno de los elementos de máxo interés para los profesionales sanitarios, pero también para la ciudadanía en general. De hecho, ante el cambio de paradigma para entender la capacidad del menor para tomar decisiones –especialmente, a raíz de la Ley de Autonomía del Paciente de 2002 que bajó la edad sanitaria de los 18 a los 16 años, no existe en el sistema sanitario español un estándar de actuación.
Así se puso de manifiesto en el XIV Ateneo de Bioética, organizado la Escuela Andaluza de Salud Pública y la Fundación de Ciencias de la Salud bajo el título ‘El menor maduro’. Pablo Són, médico de familia y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, explicó que el debate gira en torno a dos preguntas: ‘¿Cómo evalúa el profesional sanitario la capacidad del menor maduro para tomar decisiones? ¿Con qué criterios o en base a qué estándares?’.
Pablo Són señaló que ‘cuando más conflictos aparecen es entre la edad de 12 a 16 años, edades en las que se aplica de lleno la teoría del menor maduro, en la que hay que evaluar la capacidad del menor y, en función de eso, tomar decisiones clínicas que en estos momentos se están tomando de un modo algo intuitivo’. Por este motivo, ‘debemos de hacer un esfuerzo definir mejores instrumentos con los que medir la capacidad de los menores que, solo de esa manera, los profesionales nos sentiríamos más seguros en las decisiones clínicas’, expresó Rafael Carretero, subdirector general de Calidad, Investigación, Desarrollo e Innovación de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.
En este sentido, Tirso Ventura, psiquiatra del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, presentó los resultados prelinares de unos estudios multicéntricos llevados a cabo en hospitales de Zaragoza y Madrid en los que, mediante entrevistas semiestructuradas a más de 120 pacientes adultos psiquiátricos, de medicina interna y controles, se ha valorado la capacidad mental ante la toma de decisiones, como la aceptación de un tratamiento o la participación en una investigación. ‘Hemos valorado las habilidades plicadas en la toma de decisiones: la comprensión y apreciación de la información, el razonamiento y la expresión de una elección’, explicó este experto.
Respecto al caso del menor maduro, el doctor Ventura indicó que mientras ‘la capacidad es algo que se presupone en todo el mundo y que lo que se debe hacer es, precisamente, demostrar la incapacidad en los adultos, en el menor maduro ocurre al revés, hay que demostrar su capacidad’. La reflexión a la que han llegado los expertos partícipes de estos estudios se basa en afirmar que ‘ni la mayoría de los pacientes psiquiátricos son incapaces ni todos los pacientes de medicina interna son capaces, y la prevalencia de incapacidad depende de la patología y de las circunstancias de cada caso concreto’.
Desde el punto de vista clínico, según apuntó Mª Isabel Parra, pediatra del centro de Salud Barrio del Pilar de Madrid, ‘la etapa del menor maduro es de buena salud en general pero se producen con frecuencia conductas de riesgo que pueden tener repercusiones inmediatas y a largo plazo en su salud física y mental, como el consumo de sustancias adictivas, práctica de sexo sin protección, violencia, etc.’. Por este motivo, en su opinión, ‘el profesional debe prestar al adolescente una atención específica en su singularidad, sin olvidar la atención integral junto a la familia. Es decir, la atención deberá ser multidisciplinar’. En esta atención, el profesional ‘debe respetar los valores del adolescente, realizando un acompañamiento, brindando counselling y guardando la confidencialidad según su madurez y autonomía progresivas’, añadió.
Esta doctora aconseja ‘mantener, y a la vez crear, nuevos espacios donde el adolescente pueda acudir de forma anóna y donde puedan ser atendidas sus demandas con una perspectiva integral, siendo necesario incrementar la educación para la salud en la escuela’.