La Dronedarona es un fármaco antiarrítmico que se administra para la reducción de las hospitalizaciones causa cardiovascular en pacientes con fibrilación auricular (FA). Ahora, recientes comunicaciones de casos clínicos demuestran su posible aplicación como opción terapéutica en el control de las arritmias ventriculares recurrentes en las que no son adecuados otros fármacos.
Así se indica en un artículo publicado en el últo número de Revista Española de Cardiología (REC), a través de una carta científica firmada el Dr. José Luís Merino, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe de la Unidad de Arritmias y Electrofisiología Robotizada del Hospital Universitario La Paz (Madrid), centro donde se han realizado los casos clínicos que muestran la eficacia de la dronedarona en el control y estabilidad de las arritmias ventriculares.
El manejo de las arritmias ventriculares es complejo y a menudo se requiere el plante de un desfibrilador automático (DAI). Aun así, la utilización de fármacos antiarrítmicos sigue siendo relevante para la indicación praria para el tratamiento de este tipo de arritmias. A pesar de ello, frecuentemente los pacientes presentan contraindicaciones que litan el uso de fármacos a unos pocos (como la amiodarona). En este sentido, la dronedarona es un fármaco antiarrítmico que se ha demostrado eficaz para el control de las arritmias auriculares y que podría tener, también, un papel en el tratamiento de aquellos pacientes con arritmias ventriculares recurrentes en los que otros fármacos no son adecuados.
Hasta el momento, se han realizado estudios en anales que han demostrado su eficacia en el control de las arritmias ventriculares y, recientemente, también se han descrito tres casos en los que se demuestra las propiedades antiarritmicas sobre el miocardio ventricular.
“Hasta ahora, la dronedarona, solo se había testado de forma anecdótica aislada para el tratamiento de arritmias ventriculares. Nosotros lo que hemos hecho ha sido probar este fármaco en pacientes resistentes a otros fármacos antiarrítmicos, que continuaban teniendo episodios de arritmias, con lo que hemos probado un camino alternativo para poderles ofrecer una solución, la única que les quedaba”, declara el Dr. José Luís Merino, y añade que, “los resultados mostraron que, sobre los tres pacientes que teníamos con esta situación, a dos de ellos les fue bien con dronedarona, ya que se les logró disminuir la carga arrítmica y el número de choques el DAI, y que solamente a uno no le funcionó”.
En relación a la posible aplicación del fármaco, el especialista nos indica que, “se trata de un fármaco que actualmente hay que usarlo en pacientes con arritmias auriculares que no tengan contraindicaciones para ello, es decir, que no tengan el corazón muy “tocado” (pobre contractilidad ventricular). Pero hay casos descritos, y nuestra serie es la más amplia que existe en este sentido, que muestran como pacientes con arritmias ventriculares que no muestran respuesta con los fármacos antiarrítmicos indicados para ello se podrían beneficiar de la dronedarona”.
Así, el uso de dronedarona sería aceptable en pacientes con arritmias ventriculares, siempre y cuando no presenten una contraindicación mayor para el uso de este fármaco, es decir, disfunción ventricular severa o insuficiencia cardiaca grave, y otras alternativas terapéuticas hayan fracasado.
La dronedarona es un derivado de la amiodarona pero que, a diferencia de este, tiene un nivel de toxicidad más bajo debido a que contiene menores concentraciones de yodo (que aumenta el riesgo de fibrosis pulmonar o enfermedad tiroidea). Aun así, su mecanismo es muy parecido al de la amiodarona y tiene acciones bloqueadoras de canales de potasio pero también tiene efectos bloqueantes del calcio.
En este sentido, el Dr. José Luís Merino destaca que, “estos hallazgos suponen un gran avance ya que ofrecen una alternativa de usar un fármaco nuevo, cuando ya se han agotado todas las opciones que indican las guías de práctica clínica”.
En referencia al centaje de pacientes con arritmias ventriculares que podrían llegar a beneficiarse de este fármaco, el Dr. Merino nos habla de un 1%, que serían aquellas personas en las que se han agotado todos los otros tratamientos alternativos. “Seguramente podría beneficiar a centajes más elevados de población, pero para llegar a la recomendación extensiva habría que demostrar previamente la seguridad del mismo con un ensayo más amplio pacientes. Así, para no dejarlo como fármaco de últo recurso, habría que testarse su seguridad con un ensayo clínico más grande, algo que, actualmente, es difícil que suceda ya que, para ello, sería necesaria la financiación externa y probablemente ninguna compañía va a estar interesada en hacerlo” añade el cardiólogo.
Las arritmias ventriculares
Existen dos tipologías de arritmias: las ventriculares y las supraventriculares. Las arritmias ventriculares se producen en las cavidades inferiores del corazón, los ventrículos; y las arritmias supraventriculares se producen en la zona que se encuentra enca de éstos, es decir, las aurículas. Además, también podemos clasificarlos según el ritmo irregular al que lata el corazón, así, puede ser demasiado lento (bradicardia) o demasiado rápido (taquicardia).
La fibrilación ventricular es la arritmia ventricular más grave ya que presenta un ritmo ventricular muy elevado (más de 250 latidos minuto) e irregular, que lleva irremediablemente a la pérdida total de la contracción cardíaca, con una falta total del bombeo sanguíneo y tanto a la muerte del paciente al cabo de pocos minutos. “Entre un 1020% de la población va a morir a causa de una muerte súbita (una muerte no traumática que ocurre de forma brusca e inesperada), en la mayoría de los casos debido a una fibrilación ventricular” destaca el Dr. Merino.
La taquicardia ventricular (que es en los casos en los que se ha probado la dronedarona), ocurre en pacientes que ya tienen dañado el corazón, bien infarto, dilatación del corazón, etc. Esta arritmia se describe como una tasa de pulsos de más de 100 latidos minuto en al menos tres latidos cardíacos consecutivos, y se calcula que hoy en día entre uno y dos de cada cien españoles padecerá en algún momento una taquicardia ventricular a lo largo de su vida.