J. Alberto Mariñas, director Estudio de Comunicación España, analiza en el blog corativo de su agencia el papel de la comunicación política y su repercusión en las economías de los países. Para ello ha tomado como referencia el estudio publicado Banco Central Europeo en el que ha analizado el pacto de la comunicación política en el coste de la deuda soberana.
La prera regla de cualquier comunicador profesional es tener muy claro antes de hacer nada cuál es el objetivo que se persigue con sus declaraciones o acciones de comunicación que van a ser puestas en marcha. No comunicamos comunicar, comunicamos para conseguir algo: notoriedad, aceptación, luchar contra algo, defender una postura, atacar a un contrincante…
Un estudio publicado este verano el Banco Central Europeo (“Loose lips sinking markets?” The pact of political communication on sovereign bond spreads) ha analizado el pacto de la comunicación política en el coste de la deuda soberana. Lo ha hecho centrándose en tres países (Portugal, Grecia e Irlanda) y estudiando 25.000 informaciones publicadas entre 2009 y 2011.
Para no ser comunicocentristas hay que poner delante que está claro que lo que causa más problemas a los países en su relación con los mercados financieros no es lo que dicen los políticos sino lo que hacen los políticos, pero no está demás mirar, como hace este estudio, hacia el pacto que sus declaraciones tienen sobre la realidad.
El estudio no ofrece sorpresas, quiero decir que concluye que los mensajes negativos tienden a extender y afianzar las percepciones negativas de los mercados sobre países en situaciones financieras problemáticas. Algo realmente esperable y de sentido común.
También es de sentido común, pero está bien que se resalte, que los políticos deberían ser cuidadosos al escoger las palabras y evitar aquellas que plican connotaciones negativas. No es lo mismo “advertir sobre el alto riesgo de fracaso de un programa” que decir que “es necesaria una rigurosa ejecución del programa para asegurar su éxito”.
Nos dice el estudio que las declaraciones negativas tienen mucha más repercusión financiera que las positivas. Éstas últas chocan contra la barrera del “good news no news” que pera en los medios de comunicación lo que cuando el interés de los políticos consiste en tener repercusión en la prensa se ven pulsados a hacer declaraciones en tono negativo, algo que favorece su notoriedad, desgasta al adversario… pero perjudica al país.
El estudio pone de manifiesto que los políticos con responsabilidades supranacionales son más ecuánes y el pacto de sus declaraciones tiene un efecto más positivo que el de los lanzados lo políticos locales (de cada país) ya que aquéllos buscan más soluciones para el futuro que resaltar los fallos o situaciones adversas que desgasten a sus contrincantes.
Si las comunicaciones de los políticos se rigen objetivos como las del resto de los profesionales, creo que merece la pena reflexionar, una vez más, sobre qué objetivos reales persiguen cuando toman la palabra públicamente.