La medianoche de hoy, 19 de septiembre, será la fecha en la que el estado de Texas tiene previsto ejecutar al asesino Robert Garza. Sin embargo, el estado norteamericano vive momentos de incertidumbre. Los proveedores de medicamentos que fabrican el cócktel llamado pentobarbital han objetado, una postura que hace pensar que en el estado texano podría haber expirado el stock del fármaco que se utiliza para aplicar la pena de muerte.
El pasado mes de junio, el estado de Texas alcanzaba la cifra de 500 condenas a muerte. Según el Centro de Información de la Pena de Muerte (DPIC), este estado ha ejecutado a más de cuatro veces más personas que cualquier otro estado desde que Estados Unidos restableció la pena de muerte en 1976. Sin embargo, esta suma de ejecuciones se ha visto mermada. Desde julio de 2012, un número cada vez mayor de fabricantes de la inyección de pentobarbital se han ido negando a proveer de esta medicación a las prisiones de Estados Unidos.
Jason Clark, un tavoz del Departamento de Justicia Crinal de Texas, ya lo anunciaba a principios de agosto: ‘los suministros de pentobarbital caducan en septiembre y, cuando caduque, no podremos utilizar los actuales suministros de pentobarbital’. Sin embargo, se negaba a aclarar si se dispondría de existencias de esta inyección para el 19 de septiembre. Ahora, y pese a que el sistema penitenciario del estado ha hecho todo lo posible encontrar una alternativa que contrarreste la postura de los fabricantes de la droga, parece que el stock del fármaco utilizado en las inyecciones letales ha expirado.
Texas ha ejecutado a once presos lo que va del año, y al menos cinco más están programados para ser ejecutados en los próxos meses.
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