‘No des pie a la gota’ es el lema de la campaña que la Sociedad Española de Reumatología (SER) y Menarini España han puesto en marcha este año para sensibilizar a la población española sobre la gota, una enfermedad reumática cuya prevalencia ha aumentado de forma espectacular en los países occidentales en las últas décadas.
Durante este año y bajo el paraguas ‘2013: Año de Concienciación de la Gota’, se han puesto en marcha una serie de acciones con el objetivo de informar a la población sobre la gota, una patología reumática que hoy afecta a entre el 1 y el 2% de la población española (el 85% son hombres), habiéndose convertido ya en la principal causa de artritis en adultos. En línea con estas iniciativas se ha desarrollado la campaña ‘No des pie a la gota’.
‘Tomado como referencia los datos de Estados Unidos y Reino Unido, se podría estar que la prevalencia (número de casos existentes cada 1.000 habitantes) podría haber aumentado un 50% en estas dos décadas’, según apunta Fernando Pérez Ruiz, tavoz de la SER. El experto comenta que ‘la percepción de muchos pacientes y profesionales es que la gota sólo se reduce a síntomas de inflamación aguda, cuando no es así’. También destaca que ‘es una enfermedad con síntomas intermitentes en el estado inicial y que, en aquellos pacientes en los que el tratamiento no es efectivo, avanza provocando lesiones graves al cabo de una o dos décadas en la mitad de los pacientes’.
La gota es una enfermedad ocasionada un exceso de ácido úrico en sangre que provoca la formación de unas sales que se depositan en las articulaciones y causan episodios de dolor intenso, que a menudo se inicia en el dedo gordo del pie. Es la artritis (inflamación articular) más común y de no tratarse adecuadamente, puede dar lugar a lesiones articulares y afectar directamente a la calidad de vida del paciente. De ahí que deba dejar de tratarse como una enfermedad banal y de consecuencias poco tantes. Puede curarse, pero para ello es esencial un tratamiento precoz, efectivo y prolongado en el tiempo.
La evolución natural de la enfermedad y/o la falta de un control adecuado de la uricemia puede tener consecuencias de diversa gravedad, como la artropatía gotosa crónica, y recientemente se ha asociado a mayor riesgo de patologías cardiovasculares.
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