El director y los componentes de la sección de viento de una orquesta de cámara tradicional son los más castigados y más propensos a sufrir lesiones auditivas. Así lo ha revelado un reciente estudio que, además de analizar el nivel de decibelios a los que se exponen los músicos, pretende encontrar la mejor disposición de la orquesta para minizar al máxo la afectación auditiva que puedan sufrir los músicos.
La orquesta de cámara consta de cuatro grupos de instrumentos musicales: viento madera, viento metal, percusión y cuerdas. Cuatros secciones que tienen una colocación determinada. Así, los instrumentos de cuerda se sitúan al frente, de más agudo a más grave, detrás se colocan los instrumentos de viento, prero madera y luego metal, y al final se colocan los instrumentos de percusión y el piano.
Esta colocación se ha normalizado la potencia sonora de los instrumentos, pero un estudio realizado el Observatorio para la Prevención Auditiva para los Músicos (OPAM) acaba de concluir que puede provocar lesiones auditivas a los músicos integrantes, que normalmente rondan los 80 o 100 artistas.
Ante esta conclusión, los investigadores han puesto en marcha un estudio para poder determinar cuál es la disposición idónea de una orquesta. El OPAM ha realizado una serie de grabaciones cuyo objetivo es medir los valores de presión acústica en los que están expuestos los intérpretes e identificar posibles mejoras para disminuir el riesgo sin afectar a la calidad final del concierto.
Los preros datos obtenidos apuntan a que la sección de viento es la más castigada en una orquesta y que la posición del director, a pesar de estar muy alejada de las partes con mayor pacto, también es una de las figuras que recibe una presión acústica mayor.
Hay que tener en cuenta que 80 db es el valor máxo al que pueden estar expuestos los músicos para que no haya un riesgo de padecer problemas auditivos a medio y largo plazo y estas dos posiciones están muy enca (90 db). En función de este nivel, pues, se determina el tiempo máxo que podrían estar tocando sin perjuicio. Y, en este sentido, según el estudio, en la obra analizada, la sección de viento sólo podría estar tocando entre 12 y 30 minutos al día sin que se corra el riesgo de que haya afectación, cuando la media de los ensayos era de 2 horas y media.
En un segundo nivel de riesgo (entre 80 y 85 dBA) están los instrumentos de cuerda: arpa, violín y contrabajo. Esto conlleva que los músicos pueden estar sometidos a esta presión entre 3 y 4 horas. No obstante, algunos de los sectores estudiados muestran que algunas cuerdas están al nivel de los vientos influencia de estos mismos. De hecho, toda la disposición orquestal está pensada para que el Director de la formación reciba toda la sonoridad de la orquesta y, en este sentido, todos los músicos que se encuentran en este camino están expuestos a niveles superiores a los del resto.
El resto de cuerdassituadas a ambos lados del directorse encuentran en unos niveles de exposición muy inferiores, de modo que podrían estar tocando entre 10 y 12 horas sin sufrir ningún tipo de riesgo.
Basándose en esta premisa, pues, el OPAM organiza el prer concierto que busca reducir la presión acústica que sufren los músicos en el escenario. El espectáculo, que se ha bautizado con el nombre de ‘Concierto seguro’, es el resultado de esta innovadora investigación que pretende encontrar la mejor disposición de la orquesta para minizar al máxo la afectación auditiva que puedan sufrir los músicos.
La solución a este problema se plantea a través de cambios de posición que permitan encarar el sonido hacia fuera de la orquesta, de manera que se reduzcan los pactos mayores. Esta nueva disposición se desvelará y se pondrá en práctica durante el Concierto Seguro, que será el próxo vies 20 de junio en el teatro Kursaal de Manresa y los protagonistas serán los miembros de la Camerata Sinfónica ESMUC Cuarteto Casals.
Seguiremos informando…