El ‘menor maduro’ es un término que designa a los adolescentes que a pesar de ser menores de edad desde el punto de vista legal tienen una capacidad suficiente para involucrarse en la toma de decisiones que les afectan, tanto médicas como de otro tipo.
Se trata de un tema cada vez más tante, teniendo en cuenta que los adolescentes participan cada vez más activamente en la sociedad y tienen más acceso a la información. El derecho del menor a ser informado, a participar en las decisiones que tienen que ver con aspectos relacionados con su atención sanitaria o su participación en el campo de la investigación, es uno de los elementos de máxo interés para los profesionales sanitarios, pero también para la ciudadanía en general.
La revista de la Fundación de Ciencias de la Salud, EIDON dedica una parte tante de su nuevo número –que puede consultarse en este enlace a hablar de este fenómeno y de cómo debe abordarse desde la bioética.
La evaluación del experto, fundamental para el menor maduro
Evaluar la madurez es especialmente difícil en el caso de los menores. A diferencia de lo que sucede en el adulto, a los que se les supone la capacidad de autonomía, en los menores debe demostrarse su capacidad y madurez moral, y esta verificación le compete al médico. Así lo explica el Prof. Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud: ‘Al menor se le presume inmaduro y el peso de la prueba cae del lado de quien busque respetar su madurez. Lo cual significa que sólo se planteará este problema quien intente ser cuidadoso con el paciente y pretenda respetar su autonomía’.
La problemática del menor maduro se aplica especialmente en chicos de entre 12 y 16 años. Los médicos expertos deben analizar la capacidad del menor y, en función de ello, tomar decisiones clínicas. Esa evaluación para tomar decisiones, que hoy en día se hace de manera intuitiva, es muy tante. Por eso los expertos inciden en la necesidad de definir instrumentos con los que medir la capacidad de los menores, que solo así el profesional se sentirá más seguro en la toma de decisiones clínicas.
Según Pablo Són Lorda, miembro del Área de Ética y Ciudadanía de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y autor de uno de los artículos del últo número de EIDON, ‘lo adecuado es ser prudente a la hora de ponderar la participación de los menores en la toma de decisiones y hacer planteamientos integrales y personalizados que tengan en cuentan todos los elementos que caracterizan las decisiones de las personas como autónomas’.
La evaluación de la capacidad mental, explican los expertos, debe ser prudencial y razonada, valorando las circunstancias de cada caso, la historia clínica, la psicopatología actual, el apoyo familiar y social, los valores del paciente y las consecuencias previsibles de la decisión a tomar. En determinados casos puede ser útil el empleo de una entrevista semiestructurada que revise las habilidades para tomar decisiones. Por todo ello, el empleo del método deliberativo puede ser de gran ayuda para valorar cada caso concreto.
EIDON aborda la bioética global
Además de la capacidad y evaluación del menor adulto, el número 41 de EIDON se centra en la ‘bioética global’, un concepto que engloba el papel de la bioética en cuanto a la educación en autonomía, responsabilidad y deliberación de las personas. Según el Prof. Gracia, ‘con los criterios meramente convencionales, perfectamente compatibles con el concepto jurídico de capacidad, no parece que podamos evitar el subdesarrollo de los países del llamado Tercer Mundo, ni tampoco parar el deterioro del medio ambiente, ni asegurar un futuro igual o mejor que el nuestro a las futuras generaciones’.
Para abordar este concepto, la revista incluye una entrevista con Henk ten Have, catedrático del McAnulty College y del Graduate School of Liberal Arts y director del Center for Healthcare Ethics de la Universidad de Duquesne, en Pennsylvania, y recopila cuatro volúmenes del Handbook of Global Bioethics que reflexionan sobre el espacio que corresponde a la ética en la vida de los seres humanos. Según el Prof. Gracia, ‘ las razones que sean, sin duda muchas, ese espacio no se está cubriendo adecuadamente. La bioética es la ética de la vida, del presente y futuro de la vida, es decir, de todos los seres humanos’, concluye el Prof. Gracia.
Sobre la Fundación de Ciencias de la Salud
La Fundación de Ciencias de la Salud es una entidad sin áno de lucro que nace con la vocación de convertirse en lugar de encuentro para los distintos sectores sociales involucrados en el mundo de la sanidad. Fundada en 1991, y patrocinada GlaxoSmithKline (GSK), en la actualidad su ámbito prioritario de actuación es la bioética, donde busca profundizar en las cuestiones de este tipo que plantea el ejercicio de la medicina para, posteriormente, promover y difundir respuestas a tales problemas mediante la organización de jornadas, cursos monográficos y la elaboración de guías y otros materiales didácticos propios. Puedes consultar más información en la página web www.fcs.es