Trasladémonos a un hogar español convencional. En el salón de casa una mujer está viendo un programa de cocineros talentosos cuyo nombre no recordaremos. Mientras con una mano intenta que no se desparrame su sandwich vegetal, con la otra comprueba si en alguno de los hilos de su whatsapp hay mensajes nuevos. Una vibración le alerta de alguna conversación activa, y rápidamente chequea que uno de sus amigos acaba de hacer un comentario sobre algunos de los concursantes del programa. Sacando el máxo provecho a su pulgar comienza a mantener una charla distendida en torno al programa que ambos, cada uno en una esquina de la ciudad, están compartiendo. En algún lugar de USA ya se ha creado un calificativo específico para este tipo de usuarios: mediamesher.
Una escena silar se vive en el apartamento de al lado. En este caso, un hombre con su tablet accede a su diario online favorito para, en cinco minutos, ponerse al día de las últas noticias políticas y sociales. Recostado en su sofá echa de vez en cuando un vistazo a la serie de zombies del momento para volver a centrarse en su dispositivo tátil y saltar de una página a otra. Un experto en Comunicación le catalogaría como mediastacker.
En realidad son dos formas de consumir contenidos cada día más extendidas. En el mundo de la publicidad llevan tiempo analizando la evolución de la forma en que los individuos se relacionan con los contenidos. Hace dos años que Google presentó un informe sobre los retos que plantea el nuevo comtamiento del consumidor y el fenómeno multipantalla. Desde entonces la expansión de los dispositivos con conexión a Intet en el hogar no ha hecho más que confirmar esta tendencia.
A través del smartphone, la tablet o el tátil accedemos a contenidos que van más allá de la tradicional pantalla del televisor. Los presupuestos de las campañas de publicidad son un claro reflejo del cambio de tercio, ya no basta con invertir en la televisión tradicional, hay que apoyar la presencia de nuestros contenidos en distintas plataformas. De hecho, según los datos de la Asociación Nacional de los Anunciantes (ANA) y Nielsen, las marcas cada vez se destinan más presupuesto a campañas que se lanzan a la vez para distintos dispositivos. El concepto multicanal cobra fuerza.
Desde el punto de vista de la Comunicación esta nueva manera de consumir contenidos supone una otunidad única para crear historias más viralizables y dinámicas con capacidad para superar los límites físicos que ponen los canales más tradicionales. Se hace necesario conocer en profundidad el lenguaje de cada plataforma, desarrollar contenidos únicos aunque dentro de una misma línea de mensajes, controlar los tiempos y establecer una nueva relación con nuestros interlocutores.
En definitiva, saber conjugar y aprovechar convenientemente nuestra presencia en medios nos permitirá ser el foco de atención de los nuevos mediamersher y mediastacker.
Victoria Camargo, Consultora en Grayling