Apenas dos años han sido necesarios para que la estrategia del oscurantismo y la corrupción instalada en Caja Madrid pasase a una política de transparencia de la heredera de la Caja, Bankia. La decisión de investigar y dar a conocer a la justicia y opinión pública el uso de las ‘tarjetas B’ de los altos directivos de Caja Madrid en la era de Miguel Blesa ha supuesto una dura decisión de la nueva junta directiva de Bankia, un ejercicio de transparencia que demuestra el cambio de rumbo de la entidad, no solo en su estrategia de negocio, también en la de comunicación.
La noticia de las últas semanas ha sido, sin duda, el descubriento del uso de tarjetas de crédito a cargo de la desparecida Caja Madrid (posteriormente Bankia) parte de sus directivos durante la presidencia de Miguel Blesa. Lo curioso, aunque no debería serlo, es que fue la propia Bankia y su nueva directiva, la que informó de estas irregularidades a las autoridades judiciales en base a una investigación externa. Este ejercicio de transparencia está costando más que un dolor de cabeza a la entidad, especialmente al departamento de comunicación, dirigido desde 2012 Amalia Blanco.
Esta semana Blanco aseguraba en una rueda de prensa en Ávila la difícil situación la que pasa Bankia con esta crisis. Sin embargo, esta crisis en nada se parece a la situación crítica en la que se encontraba la entidad hace dos años, cuando llegaba a la presidencia de Bankia José Ignacio Goirigolzarri. La directora adjunta de Comunicación y Relaciones Externas de Bankia ha incidido en que la entidad se encontraba hace veinticuatro meses ‘al borde del precipicio’, lo que ahora estarían viviendo ‘un sueño’, que ‘estamos saliendo’, recogía La Vanguardia.
La transparencia parece haberse puesto en Bankia, como ha demostrado con los últos acontecientos. Pero precisamente la transparencia no fue durante muchos años el eje central de la estrategia, ni de comunicación ni empresarial. Su director de comunicación durante 13 años, Juan Astorqui, también investigado ser uno de los directivos que disponía de las ‘tarjetas B’ de la cúpula directiva en la era Blesa, no ha sido ni mucho menos defensor de la transparencia en su trabajo diario. ‘La Comunicación no es más que realidad y hay que evitar en la medida de lo posible la mentira. La transparencia es un mito y no hay que contarlo todo, sobre todo que tu competencia te está escuchando. Eso sí: todo lo que cuentes, que sea verdad y coherente’, aseguraba Astorqui en un vídeo ‘educativo’ al poco tiempo de abandonar la entidad, después de que Rodrigo Rato le echase la puerta de atrás a su llegada como Presidente de Bankia.
La comunicación, clave en la salida de la crisis de Bankia
En Mayo de 2012, dentro del proceso de ‘saneamiento’ de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri nombraba a Amalia Blanco directora general adjunta de la entidad, y bajo su responsabilidad quedaron las áreas de comunicación externa, comunicación interna (conjuntamente con recursos humanos), reputación y responsabilidad social corativa, relaciones institucionales y publicidad. Tras dos años de trabajo, la entidad ha conseguido recobrar la confianza de parte de algunos de su clientes y la opinión pública. El últo ranking Interbrand volvía situar a la marca entre las 30 marcas más valiosas en España. En este sentido, Amalia Blanco aseguraba a prnoticias hace unos meses que ‘en Bankia, tras la situación vivida, hemos redefinido la misión, visión y valores del banco, identificando nuevos atributos: profesionalidad, cercanía, compromiso, integridad y orientación al logro’.
Uno de los factores clave en la recuperación de la confianza en la entidad bancaria ha sido, sin lugar a dudas, su presidente José Ignacio Goirigolzarri, quien ha demostrado que la transparencia se ha puesto en Bankia. Como ejemplo de su capacidad de liderazgo, el últo informe sobre reputación MERCO, situaba al líder como el que mayor subida protagonizaba en el ranking, pasando del puesto 97 al puesto 27 en 2013.
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