Los nuevos dispositivos que están surgiendo en el ámbito de la salud son el mejor ejemplo de que los límites que obstaculizaban hace unos años los desarrollos de científicos e investigadores son cada vez más difusos y franqueables.
Hace unos meses Google anunciaba que estaba probando un nuevo método para que los diabéticos aumenten la precisión en el control de sus niveles de azúcar en sangre mediante el uso de una lente de contacto equipada con diminutos chips y una antena.
Pero antes de esta gran noticia, llegaba la esperanza para personas con Degradación Macular Asociada con la Edad (DMAE) o problemas de visión. Sin embargo, su desarrollo no tuvo tantísimo impacto en los medios de comunicación.
Aquella primera generación de lentillas ofrecía un zoom 2.8x, pero tenía dos inconvenientes: no dejaban transpirar al ojo ni permitían decidir cuándo activar/desactivar el zoom.
Ahora, científicos suizos parecen haber subsanado estos inconvenientes. En la American Association for the Advancement of Science’s, en California, presentaban unas lentillas con unos diminutos espejos de aluminio que interactúan con unas gafas especialmente diseñadas para permitir alternar entre visión normal y zoom.
Desarrolladas con cámaras superdelgadas para drones de la Advance Research Projects Agency del departamento de Defensa de EE.UU, estas lentillas permiten magnificar la imagen 2.8 veces si las gafas dejan pasar la luz por esa determinada zona de las lentillas, o nos dejan visión normal cambiando la polarización. Las gafas detectan si guiñamos un ojo (activa el zoom), pero el sistema es capaz de saber si el movimiento del ojo es un simple parpadeo o un guiño.
Otra mejora implementada es la oxigenación del ojo. Por medio de unos canales de aire mejor diseñados, las lentillas pueden llevarse puestas más tiempo y ya no se probarán más en ojos artificiales.
El reto de los investigadores hoy por hoy es reducir el tamaño y el grosor de estas lentes.
Seguiremos informando…