En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

La regulación europea de las telecomunicaciones necesita un cambio

El 66% de los altos directivos de los operadores europeos afirma que el sector necesita ‘cambios significativos’ para enfrentarse a la creciente presión en márgenes y a la demanda de los consumidores de servicios mejores y más baratos. Para la mayoría, recortar costes operativos y aumentar ingresos por cliente, no cuota de mercado, serán las dos claves del cambio.

 

Un estudio publicado por A.T. Kearney, basado en entrevistas a más de 60 altos ejecutivos, señala la necesidad de un cambio radical en la regulación europea de las telecomunicaciones para que el sector pueda sobrevivir.

‘Los operadores europeos afrontan una encrucijada’, indica Javier Navarro, socio de A.T. Kearney y coautor de este estudio, ‘Muchas compañías apuntan a la consolidación, y otras ya han optado por ella, para mejorar su competitividad y rentabilidad, aprovechando el tono alentador de Bruselas y de los gobiernos nacionales. Sin embargo, el sector todavía precisa de cambios estratégicos y regulatorios, así como de una definición estratégica y un enfoque consistente de ejecución, para no verse privado del acceso a buena parte de la cadena de valor de las telecomunicaciones’. En juego está entre el 50 y el 70% de los puestos de trabajo del sector y la tan necesaria inversión en infraestructuras.

A.T. Kearney considera que las empresas de telecomunicaciones tienen que ofrecer más servicios de valor añadido y competir abiertamente con empresas (las denominadas ‘over-the-top’, OTT, en inglés) como Apple, Samsung o Google.

Además, según este estudio, algunos ejecutivos prefieren ‘centrarse en lo esencial’ como proveedores de acceso; otros quieren adentrarse en ‘nuevos territorios’, por ejemplo integrando servicios fijos y móviles o implicándose en contenidos, y todos piden cambios en la regulación europea. A.T. Kearney señala también que los grupos de telecomunicaciones necesitan escoger entre cuatro movimientos estratégicos diferentes pero que sólo dos tienen un futuro despejado: ‘proveedores de datos’ básicos o ‘navegadores digitales’ plenos.

La alta dirección de estas empresas europeas tiene que alimentar el interés de los consumidores y de las administraciones por los servicios innovadores y a precio razonable con redes de nueva generación. La demanda europea de telecomunicaciones está en auge: se espera que el tráfico de datos móviles crezca al 61% al año de 2014 a 2018, y el fijo a un 20% anual. Pero la presión para seguir bajando precios y mantener las inversiones significa que el panorama financiero de los operadores europeos es, como mucho, tibio.

Todo ello ha impulsado la consolidación sectorial, que no se ha limitado a acuerdos para compartir redes o fusiones y adquisiciones entre operadores móviles. Ha habido acuerdos y conversaciones entre grupos de telecomunicaciones de telefonía fija e integrados, así como operadores de cable. Para A.T. Kearney, urge una concentración capaz de crear unas condiciones equitativas para las empresas y unos mercados de escala suficiente. Además, se necesitan cambios fundamentales en los modelos de negocio y operativos para lograr los objetivos financieros actuales y futuros, según dos tercios de los altos cargos de grupos de telecomunicaciones líderes entrevistados.

Los altos directivos estudian cómo recortar costes operativos y reforzar los ingresos de los usuarios

Los operadores europeos se centran en ajustar sus estructuras de costes para rebajar las expectativas de ingresos y seguir invirtiendo en la red de banda ancha del continente y en servicios de alta calidad. Sus planes de recortes han virado de los gastos operativos a la reducción del gasto en el mercado (en forma de comisiones o subsidios) y a un enfoque en programas de inversiones más eficientes. Los altos directivos indican que optimizar las redes sigue siendo su mayor objetivo debido a la importancia creciente de la alta calidad de las redes como factor del éxito en el mercado. Con todo, la presión en costes hace que externalizar redes y compartirlas siga siendo una prioridad. Ofrecer redes de alto rendimiento con los presupuestos disponibles requiere más consolidación dentro de los mercados, al menos para compartir redes, así como el despliegue de redes en otros países y modelos operativos.

Pero el coste no es más una cara de la moneda. En cuanto al modelo de negocio, casi todos los operadores han perdido la esperanza de aumentar su cuota de mercado significativamente excepto por medio de fusiones y adquisiciones, y la consiguiente convergencia de ofertas de cuatro servicios. Casi todos los mercados europeos son maduros, con diferentes tipos de clientes, desde los de coste mínimo a los que buscan calidad, bien atendidos por las diversas marcas establecidas. El resultado es un enfoque en la gestión de la base de clientes y ofertas de nuevos servicios. Los ejecutivos de telecomunicaciones opinan que desarrollar los nuevos negocios, solos o con otras empresas, es un objetivo crucial.

Dado el brillante historial de empresas como Apple o Google en el lanzamiento de servicios, las telecomunicaciones europeas se enfrentan con mucho realismo a la idea de competir con ellas. Como comenta uno de los entrevistados: ‘La batalla contra las OTT estaba perdida desde el principio’. Pero no todos son tan pesimistas. De hecho, A.T. Kearney cree que quedan oportunidades para que los operadores desarrollen con éxito nuevos servicios o agreguen servicios existentes para los clientes y garanticen la confidencialidad de los datos y su almacenamiento local. Estos ‘navegadores digitales’ tienen todas las de ganar. Las empresas europeas de telecomunicaciones necesitan ‘tres libertades’, explica A.T. Kearney.

El estudio ha observado las historias de éxito de todo el mundo e identifica dos áreas que tienen que cambiar para que el sector brille: estrategia corporativa y regulación. Los directivos sólo tendrán las opciones estratégicas que necesitan si los reguladores les conceden lo que A.T. Kearney denomina las tres libertades:

Libertad para buscar escalabilidad en las operaciones: Una mayor consolidación daría paso a sinergias significativas de coste y gasto de capital, y garantizaría las inversiones para mejorar la infraestructura y los servicios. La consolidación transnacional crearía más actores grandes que podrían ofrecer servicios digitales fiables, como pagos, por ejemplo, o vehículos conectados a una mayor base de clientes.

Libertad respecto a una regulación asimétrica: Las autoridades deben prestar más atención para regular por igual a las empresas de telecomunicaciones y a las demás en áreas como paquetes de servicios, subsidios cruzados y alianzas. Aplicar los mismos estándares a la confidencialidad y protección de datos en la Unión Europea favorecería la innovación y animaría a los clientes a adoptar nuevos servicios.

Libertad para fijar precios sin restricciones: Poder fijar precios sin restricciones es vital para que las empresas ofrezcan diferentes paquetes de servicios o contenido, y diferenciarse en calidad de servicio. Es lo único que les permitirá competir con los innovadores precios y contenidos de las empresas ajenas a las telecomunicaciones.

No tener en consideración las ‘tres libertades’ del sector europeo podría tener efectos nocivos, como advierte uno de los entrevistados: ‘La regulación nos obliga a convertirnos en puros proveedores de acceso, y pasar la rentabilidad y los impuestos a California’. Pero los directivos saben que suplicar a los reguladores no será suficiente. Tienen que innovar y cambiar radicalmente. Las ventas y el servicio serán determinantes.

 

 

 

 

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