En los últimos meses ha habido un aumento exponencial del número de centros deportivos o de belleza que anuncian la electroestimulación como un tratamiento efectivo y rápido para acabar con la flacidez de los músculos en personas sanas. De hecho, el mensaje más atractivo es que prometen poner en forma a cualquier persona con sólo 25 minutos de ejercicio a la semana. Pero ¿conocemos las consecuencias que puede tener sobre nuestra salud el uso de esta técnica sin un estricto control de profesionales cualificados?
Los expertos en Fisioterapia advierten: la electroestimulación es un método complementario en el ámbito deportivo que solo debe ser aplicado bajo un estricto control profesional, en un centro especializado y autorizado, y después de realizarle a cada persona una valoración funcional que detecte posibles desequilibrios musculares y que permita programar una adecuada secuencia de trenes de impulsos.
Solo así el usuario puede asegurarse de que está recibiendo un tratamiento con la calidad oportuna y que de verdad notará los resultados. Pero no siempre se tiene en consideración este trato individualizado y adaptado a las necesidades de cada usuario. Al carro de la electroestimulación se han subido muchas compañías del mercado del fitness cuya única prioridad es aumentar sus beneficios económicos.
Con este objetivo, lanzan campañas de publicidad con atractivos modelos, ofertas irresistibles y promesas milagrosas. Sobre la valoración inicial del sujeto y las personas para las que estaría contraindicado su uso no aparece ni un apartado con letra pequeña.
José Antonio Martín Urrialde, decano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, pone en tela de juicio los supuestos efectos de la electroestimulación ‘en sujetos no entrenados que diversas marcas comerciales prometen de forma muy agresiva en su publicidad’ y hace hincapié que el uso inadecuado de esta aplicación puede provocar problemas de salud como rabdomiolisis, una destrucción del tejido muscular con graves complicaciones renales.
Por el contrario, reconoce que esta técnica está muy recomendada en personas en las que la actividad física sea habitual, que presenten valores normales de fuerza y estabilidad y sobre todo, que estén habituadas a una actividad muscular intensa, como puede ser la de programas de potenciación con resistencias externas, etc.
La esencia es ofrecer un servicio individual y tejer un plan de preparación para conseguir los objetivos previstos; y solo personas licenciadas en educación física pueden asesorar correctamente al cliente.