Novartis ha reunido a especialistas en cardiología de ámbito nacional para repasar las últimas novedades en torno a la insuficiencia cardíaca (IC), una enfermedad debilitante y potencialmente mortal en la que el corazón no puede bombear suficiente sangre al organismo. El encuentro científico ha tenido lugar en el marco de la XII Reunión Anual de la Sección de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante celebrada por la SEC y el Congreso Heart Failure 2015 de la Heart Failure Association of the European Society of Cardiology, ambas citas celebradas en Sevilla.
Esta patología, que desarrollará una de cada cinco personas mayores de 40 años en algún momento de su vida, causa más muertes que algunos tipos de cáncer avanzados, como el de mama o el de vejiga. Por ello, es vital mantener unos hábitos de vida saludables y controlar los factores de riesgo para prevenir esta enfermedad que padecen más de 26 millones de personas en todo el mundo y cuya incidencia va en aumento debido al envejecimiento de la población.
Concretamente, en España la insuficiencia cardíaca es un problema sanitario de primer orden, ya que frente a una prevalencia del 2% en otros países europeos y EE.UU., aquí los estudios arrojan cifras del 5%. A pesar de esta alta prevalencia, la capacidad de las personas de reconocer los síntomas de la insuficiencia cardíaca es muy baja y menos de una de cada diez personas pueden identificar tres síntomas comunes de la IC.
‘Disnea o dificultad para respirar, hinchazón en las extremidades debido a la acumulación de líquidos, fatiga, tos y/o sibilancias, náuseas y aumento de peso debido a la acumulación de líquidos son los principales síntomas de la IC’, tal y como señala el Presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Jefe de Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y Catedrático de Cardiología de la Universidad de Santiago de Compostela, el Dr. José Ramón González-Juanatey.
El especialista destaca que, aparte de detectar las primeras señales de alarma, ‘es básico prevenir la cardiopatía clínica realizando cambios en el estilo de vida, incorporando el ejercicio a la rutina diaria, abandonando el consumo de tabaco y controlando la presión arterial y la diabetes. En resumen, podría decirse que lo más eficaz es prevenir el infarto y el control de los factores de riesgo y, en pacientes con infarto, llevar un correcto tratamiento que permita reducir el tamaño del infarto’.
Prevenir la IC es básico para tener una buena calidad de vida, ya que esta patología ‘afecta negativamente a los aspectos físico, funcional, emocional y social en los que se basa la valoración de la calidad de vida (CdV) relacionada con la salud, por lo que las personas con IC tienen peor CdV que otras de su misma edad sin esta patología. Más aún, ésta es un predictor de muerte y hospitalización en las personas con IC’, destaca el Dr. Javier Díez, Catedrático de Medicina y Director Científico del CIMA de la Universidad de Navarra, y Consultor y Jefe de Investigación del Departamento de Cardiología y Cirugía Cardíaca de la Clínica Universidad de Navarra.
Precisamente mejorar la calidad de vida es uno de los principales objetivos terapéuticos en IC, tal y como remarca el Dr. Héctor Bueno, cardiólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid: ‘mejorar la calidad de vida de estos pacientes y evitar que necesiten una atención médica exagerada, que tengan que ser hospitalizados o que tengan que estar continuamente en consultas médicas para ajustar los tratamientos es primordial, junto con la reducción de las tasas de mortalidad’.
El manejo de la IC es complejo y difícil y actualmente se trata de una patología que no tiene cura. Al cabo de 5 años del diagnóstico de IC, la mitad de los pacientes ha fallecido, aunque, según el Dr. Díez, ‘en la última década, la mortalidad por IC en España ha descendido casi en un 25%’. No sucede así con los ingresos hospitalarios, ya que ‘la IC es la primera causa de hospitalización de los mayores de 65 años’ provocando ‘la sobrecarga financiera del Sistema Nacional de Salud’.
En España el modelo asistencial para la IC se basa en las unidades de IC, en las que participa personal de los servicios de cardiología, medicina interna, rehabilitación, geriatría y psiquiatría/psicología, así como personal de enfermería y de asistencia social para proporcionarle al paciente una asistencia médica global que incluye apoyo psíquico y social dentro y fuera del hospital.
Por ello, según el Dr. Díez, ‘el objetivo más importante de la asistencia de la IC es evitar que se produzcan desconexiones entre los distintos niveles sanitarios por los que transita el paciente’. Además, el especialista remarca que ‘aunque no existen datos estadísticamente fiables, muchos pacientes con IC de nuestro país no son atendidos por cuidadores profesionales, lo que constituye una urgencia socio-sanitaria porque una correcta atención domiciliaria reduce las tasas de hospitalización, mejora la CdV del paciente, alarga la supervivencia y reduce el gasto sanitario por paciente’.
Desde el punto de vista farmacológico, el Dr. Bueno indica que ‘han habido avances importantes que permiten reducir la mortalidad y los síntomas de la IC, mejorando todavía más la supervivencia y los resultados de los tratamientos estándar, y alguna intervención con dispositivos que permiten alargar la supervivencia de estos pacientes’, temas abordados durante la XII Reunión Anual de la Sección de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante junto con otros aspectos de la atención a los pacientes con IC, los mecanismos de la enfermedad, etc.