El gran perdedor de las elecciones autonómicas y municipales ha sido Mariano Rajoy, o eso al menos se están encargando de vender los principales medios del Grupo Prisa y de Unidad Editorial. Las últimas informaciones publicadas en ‘El País’ y ‘El Mundo’ tras los comicios apuntan en una sola dirección: Rajoy está desgastado y debe dar un paso al costado en las elecciones presidenciales de noviembre. No dudamos de que el PP es el partido que ha perdido más votos, pero sorprende esta repentina campaña de los dos grandes editores de Prensa contra un Presidente de Gobierno al que hasta hace pocos días apoyaban deliberadamente.
¿Prisa y Unidad Editorial se han vuelto repentinamente de izquierdas o de Ciudadanos? No y quizás la explicación a este repentino cambio de rumbo sea un poco más sencilla. Todo tiene que ver con Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta de Gobierno de Mariano Rajoy, que además ostenta el récord de ser el único miembro del Partido Popular que no recibe críticas de los dos grandes diarios. Sorprende que en medio de la avalancha de casos de corrupción que afectan al partido de Gobierno y cuando toda la estructura del la formación esté en el punto de mira, Soraya siempre salga indemne y que además sea la mejor valorada por la mayoría de los medios ‘tradicionales’.
Una corriente de opinión que se explica si conocemos la trayectoria de Soraya en sus años en Moncloa. Desde su llegada al cargo una de sus principales tareas ha sido muñir los acuerdos de Mariano Rajoy con los grandes medios de Comunicación. Con más o menos éxito ha logrado que al final de la legislatura y en plena campaña electoral al menos los editores de periódicos impresos se conjuraran para detener el avance de los pequeños partidos como Podemos o Ciudadanos y evitar la debacle que finalmente se hizo realidad durante el pasado domingo en las elecciones autonómicas y municipales.
El objetivo de Soraya era controlar los medios y en parte lo consiguió labrando alianzas con Juan Luis Cebrián, presidente de Prisa y Antonio Fernández Galeano, presidente ejecutivo de Unidad Editorial, editores entre otros de Cadena SER, ‘El País’, ‘El Mundo’, ‘Expansión’ o ‘Cinco Días’. El ‘gran acuerdo’ se hizo oficial en enero en la XXIV Cumbre Iberoamericana que se desarrolló a comienzos de este año en Veracruz, México. En ella participaron sin pudor Cebrián y Galiano intentando vender su buen hacer periodístico ante los representantes de los países iberoamericanos allí presentes. Soraya ofreció ayuda de los bancos y las grandes empresas para salvar sus alicaídas cuentas y a cambio pidió fidelidad al PP… y a ella misma.
Pero no ha sido hasta esta semana cuando tanto Soraya como los dos Grupos de Comunicación han mostrado todas sus cartas. Hasta ahora había un respeto hacia la Vicepresidenta y no se hablaba de ella en clave negativa, pero ahora han pasado a la ofensiva fustigando a los enemigos políticos de Soraya e incluso pidiendo la cabeza del propio Mariano Rajoy, argumentando que su liderazgo está desgastado. Sin ir más lejos la edición de ‘El País’ de hoy apunta en esta dirección, advirtiendo que Rajoy medita la sustitución de la actual secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Cospedal es quizás la mayor enemiga de Soraya en el partido, una enemistad que viene de largo y que les ha llevado ha enfrentarse en temas clave como la configuración del equipo de propaganda de TVE o el futuro de las televisiones autonómicas.
Pero Soraya apunta más alto. La Vicepresidenta ha dicho en público que su aspiración no es ser Presidenta del Gobierno, pero en privado tampoco ha descartado la opción de manera tajante ‘si el partido lo requiere’. Tampoco se lo toma como una carrera contra reloj. Es más, está convencida de que el Presidente se presentará a la reelección a pesar de que quiere que los diarios transmitan la sensación de agotamiento de su liderazgo. El objetivo de Soraya es granjearse poco a poco el terreno a una presidencia a largo plazo, cuando -cree- la recuperación económica esté consolidada y el PP levante el vuelo en las encuestas y mejore su imagen ante la opinión pública. Ella -y sus diarios- estarán ahí cuando se necesiten los nuevos liderazgo que ‘El País’ y ‘El Mundo‘ se han hartado de exigir en los últimos días.