Un año después de la pesadilla del ébola, nuestro país ha vuelto a saltar a las portadas de los principales medios de comunicación del mundo. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) confirmó ayer el primer caso de chikungunya originado en territorio español. Ningún medio quiso ignorarlo. Y no solo en su misión de ofrecer una cobertura periodística actualizada, sino también de hacer llegar a los ciudadanos información contrastada con expertos en la materia y basadas en la evidencia científica para evitar falsas alarmas, especulaciones e incluso oportunismos políticos.
Basándose en el testimonio de fuentes oficiales, los medios especifican que el individuo confirmado como el primer caso de contagio por chikungunya originado en territorio español, y no en el extranjero, es un hombre de 60 años residente en Valencia (costa mediterránea) que desarrolló los síntomas el pasado 7 de julio mientras viajaba a Francia. Y subrayan las palabras tranquilizadoras del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades plasmadas en un reporte emitido a raíz de este caso: ‘El hecho no era del todo inesperado, ya que el mosquito que transmite el virus, el Aedes albopictus, está presente en Valencia desde 2013’. De hecho, el año pasado se registraron en España 266 casos del virus, todos importados, según el Centro Nacional de Epidemiología.
Los síntomas de este virus, su forma de transmisión, los tratamientos existentes, los posibles riesgos y las medidas de prevención han sido los aspectos más recurrentes de la mayoría de las noticias. A este respecto, explican que el chikungunya tiene síntomas parecidos al dengue (fiebre, dolor de cabeza y en las articulaciones, salpullido, etc) y se transmite por los mismos mosquitos (A. aegypti, A. albopictus), pero la principal diferencia es que los síntomas son más intensos. Además, han advertido que la enfermedad no es mortal, pero aquellas personas que padecen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, insuficiencia renal, tuberculosis o VIH deben ser tratadas con cuidados especiales, ya que en algunos casos puede agravarse la condición y ser fatal.
A falta de una vacuna o tratamiento que lo prevenga, los medios de Comunicación consultan con expertos sobre las medidas a tomar en cuenta para no contagiarse. Centran sus recomendaciones en evitar que el agua se acumule en recipientes al intemperie, como macetas, cubetas, envases; sellar los depósitos de agua, evitar acumulaciones de basura, y al ser posible, usar ropa que no deje expuesta la piel a las picaduras.
