La noticia sobre la posibilidad de que la enfermedad de Alzheimer fuera contagiosa ha tenido un efecto dominó. Desde que ayer por la tarde ‘ABC’ y ‘El Confidencial’ fueran de los primeros medios españoles en hacerse eco del estudio publicado en la revista científica ‘Nature’, miles de redacciones han ido cayendo como moscas en este garrafal error. Tal magnitud han tenido los titulares elegidos que la neurología al completo se ha visto en la obligación de poner orden. Y es que, el hecho de que el Alzheimer siga siendo hoy en día una enfermedad sobre la que hay mucho desconocimiento, no es excusa para confundir a la sociedad y crear falsas alarmas.
El ‘Alzheimer podría transmitirse entre humanos’ o ‘El Alzheimer puede ser contagioso’ son algunos de los titulares que han elegido los medios de comunicación para ‘informar’ sobre el resultado obtenido por los investigadores John Collinge y Sebastian Brandner, del Departamento de Enfermedades Neurodegenerativas del Instituto de Neurología de Londres y la Clínica Nacional de Priones en Reino Unido. Sin embargo, en el estudio se habla de ‘la teórica posibilidad de transmisión de un tipo de demencia’. El Grupo Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN) aclara que tanto trasmisión y contagio como demencia y Alzheimer son palabras totalmente distintas en la Medicina.
En una nota enviada a los medios de Comunicación, la doctora Sagrario Manzano Palomo, coordinadora de este Grupo de Estudio de la SEN, también subraya que en el estudio no se menciona en ningún momento la palabra Alzheimer. Hace mención a una proteína llamada ‘beta-amiloide plegada de forma anómala’. Tener esta proteína alterada no es sinónimo de tener una Enfermedad de Alzheimer, pues existen otras enfermedades en las que también está alterada (como por ejemplo en la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) y no son una Enfermedad de Alzheimer.
Pero eso no es todo. La doctora continúa: ‘Aunque el artículo publicado es muy interesante porque habla de la posibilidad (teórica) de que la introducción de proteína beta-amiloide en un cerebro sano pueda generar una amiloidosis, tampoco es definitivo. Hay que analizar los datos con cautela, como todo en medicina, y ver si son reproducibles’.
Se trate de una interpretación desacertada por parte del periodista o de un intento por ‘no dejar que la realidad estropee un buen titular’, lo que está claro es que informaciones así hacen que nuestra profesión pierda credibilidad a pasos agigantados. Y es que, un periodista nunca debe olvidar la responsabilidad que tiene a la hora de comunicar y trasmitir a la sociedad una información corroborada y midiendo su impacto emocional para no generar temor, irritación, incertidumbre o falsas esperanzas.