En el inicio de una nueva entrega de Destino: Wonderland, Ricardo Iniesta, creador y director del grupo de teatro Atalaya, nos cuenta los pilares sobre los que construiría su país de las maravillas, mientras que continúa una exitosa gira de más de dos años con su versión de ‘Madre Coraje’ de Bertolt Brecht. Dentro de pocos meses, la compañía presentará una actualización del montaje con el que comenzó su andadura profesional en 1986: ‘Así que pasen cinco años’ de Federico García Lorca.
Definido por Chicho Sánchez Ferlosio como “estudioso de las variantes de la voz”, Ángel Ruiz es uno de los actores-cantantes más completos y versátiles que pueden encontrarse en el panorama artístico español. Sus muchos años como integrante del dúo cómico QuésQuísPás junto al músico Mariano Marín le forjaron como intérprete con capacidad de improvisación, un maestro de ceremonias que varía y evoluciona según las reacciones del público y un showman de recursos ilimitados.
Con su aplaudida encarnación de Lorca en El Ministerio del Tiempo todavía muy reciente, Ángel Ruiz no abandona su labor pedagógica y docente sin descuidar su carrera, y de ello son buena muestra sus diferentes y continuados trabajos en cine, televisión y teatro, especialmente en éste último, puesto que es un animal de escena por encima de cualquier otra consideración.
Miguel de Molina al desnudo, espectáculo dirigido por Juan Carlos Rubio y producido por Jorge Javier Vázquez, todo un éxito personal de Ángel Ruiz, se mantiene activo un año después de su estreno (Paterna, Buñol, Badajoz y Coslada son los lugares de sus representaciones más próximas). El modo en que Ángel Ruiz se transforma en Miguel de Molina, en que lo revive e insufla nuevos bríos, es un auténtico prodigio que el público y la crítica han refrendado por donde quiera que ha pasado.
Para un malagueño como Ángel Ruiz es una responsabilidad y un honor ponerse en la piel y en la garganta de un artista tan genial e inclasificable como fue Miguel de Molina, hacerle justicia, transmitir su obra, demostrar que su osadía, su talento, su orgullo y su constante reivindicación hicieron más de lo que pueda pensarse por la comunidad LGTB, icono y mito imprescindible.
Pablo Vilaboy nos recuerda a la abogada televisiva más popular de los noventa: Ally McBeal, la serie que convirtió en estrella a Calista Flockhart. Una creación de David E. Kelley en la que un estrambótico bufete con un cuarto de baño unisex defendía los casos más disparatados al ritmo de Barry White y la maravillosa Vonda Shepard, en lo que supone una propuesta musical absolutamente irresistible.