Dentro del marco de la 15ª edición de la Conferencia Europea de SIDA (EACS) que tuvo lugar en Barcelona, reconocidos expertos en materia de VIH han dado a conocer los resultados de una investigación realizada por primera vez en España con el fin de determinar el riesgo cardiovascular en pacientes con VIH. Para calcular este factor, se ha aplicado el conocido test de Framingham, basado en una tabla de predicción de riesgo coronario que calcula la probabilidad de desarrollar, en un plazo de 10 años, una angina inestable, un infarto agudo de miocardio o muerte de origen coronario. Este test que ya había sido adaptado a la población española, llamado REGICOR, está ahora adaptado al paciente con VIH y ha sido presentado en este congreso.
‘Las enfermedades crónicas prevenibles que suelen aparecer en pacientes con VIH, como puede ser la enfermedad coronaria, son ahora más frecuentes dada la mayor esperanza de vida lograda con el uso de los nuevos tratamientos’, afirma el Dr. Vicente Estrada, del Servicio de Medicina Interna/Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien añade que ‘las tablas de riesgo cardiovascular referentes a la población general suelen subestimar el riesgo entre este grupo de pacientes. El inicio de una prevención temprana de la enfermedad coronaria en cuanto se tiene el diagnóstico de infección por VIH y el comienzo del tratamiento antirretroviral, así como el uso de calculadoras de riesgo adaptadas para los pacientes VIH ayudarán a reducir la alta morbilidad coronaria registrada en este tipo de pacientes’.
El objetivo principal de esta investigación ha sido adaptar la versión española del test de Framingham, REGICOR, con el fin de conocer la incidencia de cardiopatía coronaria y la prevalencia del riesgo cardiovascular entre los pacientes infectados por VIH en España.
Para ello, se han llevado a cabo métodos anteriormente probados en la población con una edad comprendida entre los 35 y los 74 años. Concretamente, se ha utilizado el modelo de Cox en el que la incidencia de episodios cardiovasculares a los 10 años (4,9% en hombres y 2,2% en mujeres) y la prevalencia de los factores de riesgo han sido reemplazados por los de un grupo de pacientes españoles con VIH del Hospital del Mar (4,96% y 2,23%, respectivamente), seguidos durante 10 años. La proporción de mujeres es mucho menor en el grupo de pacientes con VIH por lo que se ha extrapolado la misma proporción de incidencia como en la población en general para garantizar la estabilidad del modelo. El riesgo a 10 años es clasificado en cuatro categorías según lo recomendado en la población general en España: <5% (baja), 5- 10 moderado, 10- 15 de alto, y &g;15 muy alta.
El principal resultado obtenido de la adaptación de este test a pacientes con VIH ha sido la evidencia clínica de que la estimación del riesgo obtenida con las tablas tradicionales no establece con precisión el riesgo cardiovascular y que este puede ser más alto de lo que indican las tablas. Por ejemplo, un hombre fumador, no diabético, mayor de 46 años con un colesterol total y lipoproteínas de alta densidad de 245 mg/dl y 43 mg/dl, respectivamente, y con una presión arterial de 142/88 mmHg, tiene un riesgo de padecer una cardiopatía coronaria en 10 años del 4,9% respecto a la población general, y del 10,9% respecto al grupo con VIH tomado como referencia. El primer porcentaje representaría un riesgo bajo, mientras que el segundo sería de alto riesgo.
En definitiva, podemos afirmar que esta adaptación del test REGICOR permite estimar el riesgo cardiovascular a 10 años de los pacientes españoles con infección VIH. Sin embargo, el bajo número de mujeres registradas en este grupo de referencia con VIH-IP es un factor en contra para la estimación precisa de la incidencia de las enfermedades del corazón, por lo que serán necesarios futuros estudios para una validación total de los resultados.