La Decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de incluir la carne roja procesada dentro del grupo de productos cancerígenos ha revolucionado a la opinión pública. Al mismo tiempo ha dejado al descubierto una industria que en España no ha sabido responder con un mensaje unánime a las informaciones, la industria de la carne. En concreto la Industria de la Carne Europea ha quedado fuera del debate social, y su comunicación se ha limitado a un comunicado en conjunto de toda la industria, que apenas ha tenido repercusión mediática ¿Qué ha fallado?
Cuesta creer que casi dos décadas después de una de las crisis alimentarias que dio de lleno a la industria de la carne en España en el caso de las vacas locas, no haya estado a la altura de la polémica surgida a partir de la integración de la carne roja procesada dentro del grupo de productos cancerígenos para los humanos.
Un comité asesor internacional que se reunió en 2014 recomendó que la carne roja y la carne procesada fueran consideradas de alta prioridad para su evaluación por el Programa de Monografías del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC). Esta recomendación se basó en estudios epidemiológicos que sugerían que los pequeños aumentos en el riesgo de varios tipos de cáncer podían estar asociados con un alto consumo de carne roja o de carne procesada.
La noticia del comunicado de la OMS ha estado varios días copando la atención mediática y de la opinión pública. Las informaciones sobre el descenso de la venta y consumo de carne ya afloran como consecuencia principal de estas informaciones. Pero en el debate parece que ha habido un agente que ha quedado fuera de las fuentes de los medios. La industria de la carne, la Federación Europea de Asociaciones Cárnicas (CLITRAVI), parece que no ha sabido aprovechar la oportunidad de convertirse en fuente legitimizada. En España esta asociación de empresas cárnicas se ha limitado a remitir el comunicado internacional. Un copia y pega traducido, sin apenas repercusión mediática. ‘Tras el anuncio de la IARC, la Federación Europea de Asociaciones Cárnicas (CLITRAVI),recomienda un enfoque más global, teniendo en cuenta la amplia gama de productos cárnicos producidos en la Unión Europea con valores nutricionales óptimos, que satisfacen las diferentes necesidades de los consumidores’, rezaba el comunicado.
La comunicación de esta federación en España depende de la empresa de consultoría SPRIM, que también posee servicios de comunicación, aunque no parece que sean del todo muy efectivos en este aspecto. Parece que la industria de la carne en España no tenía un protocolo de actuación, ni preveía semejante crisis de comunicación. Lo cierto es que esta crisis ha dejado al descubierto la necesidad de una patronal fuerte, unida, y con las ideas claras respecto a lo que se quiere comunicar. Tampoco las marcas productoras de carne procesada en España se han pronunciado y han preferido dejar que sean los organismos oficiales lo que hablasen por ellas.
Respecto a los organismos oficiales, desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición también se emitió un comunicado en el que se aconsejaba prudencia ‘hasta conocer el informe de evaluación de riesgos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y seguir las actuales recomendaciones de salud pública, que indican un consumo moderado u ocasional’.
El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha enviado un mensaje de tranquilidad asegurando que se debe seguir consumiendo carnes rojas y procesadas de una forma moderada y dentro de una dieta equilibrada y variada ya que ‘entendemos que es seguro’, ha afirmado. ¿Tarde o temprana la respuesta?
