Si alguien te pregunta lo que haces mientras practicas sexo, lo más normal es que le mires extrañado ante la pregunta. Y es que, cuando estás con tu pareja en pleno acto, se supone que estás concentrado y no con la cabeza, y menos las manos, en otra parte. Es lo lógico. Sin embargo, parece que las nuevas generaciones rompen moldes hasta en la cama. Lo revela un estudio que afirma que uno de cada cinco adultos americanos, de entre 18 y 34 años, utilizan su smartphone mientras se entregan a la pasión y al desenfreno. Así, y en concordancia con esto, el 12% de los encuestados afirma que los móviles están destrozando su relación.
Una afirmación que, si bien no nos esperábamos que afectase a este momento íntimo como es el sexo, escuchamos demasiado a menudo en otros ámbitos. Y es que, los teléfonos móviles están reduciendo el grado de atención de las dos partes de la pareja, por ejemplo, mientras comen en un restaurante. Así, lo normal a día de hoy es que uno, o los dos miembros, estén respondiendo ‘whatsapps’, escribiendo un tuit o mirando fotos nuevas. Es lo que denominamos nomofobia (miedo a salir de casa sin el teléfono a tu lado). Esto ha llevado a la conclusión final de que, hasta en la cama, el Smartphone es nuestro fiel escudero… o nuestra peor pesadilla, depende como se mire.
Viajar sin móvil parece no ser una opción
Otros dos momentos, no tan comprometidos como el sexo, en los que no sabemos despegarnos del móvil son, por un lado mientras conducimos, y eso que las sanciones son muy severas y, por otro, mientras nos duchamos, a pesar de que no todos los móviles soportan el agua sobre sus pantallas. El primer caso es más flagrante, dada su peligrosidad. Aún así, el 50% de los encuestados afirma usar su dispositivo móvil mientras está en la carretera. El segundo es, sobre todo, curioso ya que, como decíamos, sólo Sony permitiría disfrutar de una ducha relajante sin poner en peligro a nuestro… ¿mejor amigo?
Maruj@s amantes de lo ajeno
Pero si hay algo más descabellado que mirar nuestro móvil en pleno acto sexual, es cotillear el de otros. En concreto el de nuestra pareja… ¡Por si esconde algo! Una práctica poco ética que llevan a cabo el 30% de los encuestados y que ha invitado a estas a no dejar a solas sus dispositivos. En resumen, esta obsesión, que está creciendo a cada día, debe terminar, sobre todo porque está comenzando a extenderse a otras actividades como el correo electrónico, las notificaciones y la actividad en sus redes sociales. ¿Hasta va a llegar el vicio? ¡Parad ya malditos!