En la Tierra a miércoles, noviembre 27, 2024

Daniel Estulin y los atentados de París ‘los terroristas gozan de la protección de Reino Unido’

Daniel Estulin ha concedido a prnoticias una entrevista exclusiva en la que relaciona los atentados terroristas de París con la colaboración de los servicios de inteligencia de varios países. Incluso se atreve a advertir que gran parte de los terroristas que han sido más buscados en la última década han estado de una manera u otra protegidos por los servicios de inteligencia de Reino Unido. Unas duras declaraciones del descubridor del Club Bilderberg, nominado al Nobel y al Pulitzer y reciente premio prnoticias.

¿Qué elementos pueden hacernos sospechar que las acciones terroristas en Paris necesitaron forzosamente de la colaboración de la inteligencia de varios países?

Los vínculos históricos del terrorismo islámico con los servicios de inteligencia británicos. En un artículo publicado en el periódico británico The Guardian el 14 de febrero de 2002 (“Los aliados apuntan con el dedo a Gran Bretaña como “puerta giratoria” de Al Qaeda”), señalaban que la mayoría de los atentados conocidos que ha planificado o ejecutado Al Qaeda desde finales de los años 90, estaban vinculados con el Reino Unido. Los jueces de instrucción, la policía y los agentes de los servicios secretos de esas ciudades creen que los líderes espirituales islamistas afincados en el Reino Unido desempeñaron un papel clave en el adoctrinamiento e incluso, posiblemente, en la autorización de las operaciones terroristas.

Dado que Gran Bretaña es pequeña desde el punto de vista geográfico, tiene una población tres veces inferior a la de Pakistán y cuenta con el legendario servicio de Inteligencia de Su Majestad ¿es prudente afirmar que los terroristas están allí porque gozan de la protección de las autoridades británicas?

El artículo de The Guardian sostenía que los investigadores de Francia, España, Alemania e Italia creen firmemente que al menos siete de los principales lugartenientes de Bin Laden, Abu Qatada, Djamel Beghal, Kamel Daoudi, Abu Abdallah, Bagdad Meziane, Brahim Benmerzouga y Abu Doha, han operado desde Reino Unido. Los clérigos musulmanes, como Abu Qatada, a los que se permitía predicar abiertamente la yihad en el Reino Unido, eran en realidad una “puerta giratoria” hacia el islam radical y el terrorismo.

El hecho de que los musulmanes británicos aparezcan en cualquier caldo de cultivo del terrorismo y el extremismo en todo el mundo (Afganistán, Pakistán, la India, Chechenia y Bosnia) no es casualidad, ni tampoco una coincidencia, ni una teoría de la conspiración. La creación y el reclutamiento de terroristas islámicos es una política británica intencionada. La mortífera mezcla de ingredientes, fundamental para el producto final, es la combinación del control de los servicios secretos británicos y la financiación saudí, canalizada a través de una red de “organizaciones benéficas” islámicas internacionales.

Otro dato revelador. De los 30 principales grupos terroristas mencionados en el reportaje, como mínimo diez tienen su sede en Londres, mientras que otros quince cuentan con importantes bases de operaciones en esa ciudad.

A algunos de los terroristas y reclutadores de terroristas más conocidos se les ha considerado también colaboradores directos de los servicios de Inteligencia británicos. Por ejemplo, Abu Hamza al Masri, que durante años controló la principal mezquita de Londres que reclutaba terroristas, la mezquita de Finsbury Park, de la que eran miembros, entre otros, Zacarias Moussaoui y Richard Reid, el terrorista del zapato. Otro caso flagrante es el de Abu Qatada, uno de los miembros más famosos de Al Qaeda en Londres, un ciudadano jordano al que se concedió asilo en el Reino Unido en 1994. El periódico londinense The Times, entre otros, reveló que Abu Qatada era “un agente doble del MI5” en el año 2004.

Como era habitual, mientras estaba reclutando efectivos para Al Qaeda en el extranjero, Abu Qatada aseguró al MI5 que no haría nada que fuera en contra de los intereses británicos. Otro informador del MI5, Bisher al Rawi, había ejercido de intérprete en las reuniones entre el MI5 y Abu Qatada. Otro drástico caso de colaboración británica es el del jeque Ahmed Omar Saeed, el terrorista británico-pakistaní que fue juzgado y condenado por el secuestro y asesinato del periodista estadounidense Daniel Pearl en 2002.

Si como sabemos el Estado Islámico fue creado y financiado por EE.UU e Israel ¿Es posible especular que los atentados en Francia sean una maniobra de estos países?

Sin olvidar el papel de Londres. Este grupo de agentes provocadores, que operan en todos los bandos de todos los conflictos de la región, confiere a Londres una inigualable capacidad para manipular eventos. El refugio seguro y la ayuda que presta el Reino Unido a los grupos terroristas son la esencia del método de la Inteligencia británica: respaldar a los fanáticos más violentos en cada bando de cada conflicto, o crearlos si es necesario, y llevar a cabo masacres sangrientas para garantizar que se acaba con la amenaza de la paz. Ésa ha sido la práctica habitual británica desde incluso antes de la época de lord Palmerston durante el reinado de la reina Victoria. El papel de Londres en este sentido no ha pasado desapercibido.

Os pongo dos ejemplos. El 3 de noviembre de 1995, el diario francés Le Figaro, bajo el titular «La providencial niebla de Londres», se refirió a la ola de bombardeos del Grupo Islámico Armado (GIA) argelino en Francia y Argelia: «La pista de Boualem Bensaid, líder del GIA en París, lleva a Gran Bretaña. La capital británica ha servido de base logística y financiera a los terroristas». Al día siguiente, Le Parisien informaba de que el autor de los atentados del GIA en Francia era Abou Farres, al que se había concedido el permiso de residencia en Londres, a pesar de que ya se le buscaba en relación con el bombardeo en el aeropuerto de Argel.

Os recuerdo que el GIA fue responsable de los atentados en el metro de París en 1995, que se saldaron con ocho muertos y ciento cincuenta heridos. El presunto autor intelectual de los atentados del GIA fue Rachid Ramda, un argelino que vivía en el Reino Unido en aquel momento, a quien los británicos detuvieron entonces, aunque se negaron a extraditarlo a Francia ¡hasta diez años después!

El 2 de noviembre, USA Today, el periódico de mayor circulación de Estados Unidos, publicó un artículo titulado «Londresistán: el centro neurálgico del terrorismo», que afirmaba que «no se sabe de ninguna otra nación de Occidente que dé asilo a tantos terroristas vinculados a Bin Laden como el Reino Unido».

Y por si este flagrante alarde de justicia no fuera suficiente para indignarte, en los años 90, las autoridades británicas concedieron permiso a dos grupos terroristas islamistas egipcios, la Yihad Islámica y el Grupo Islámico ul-Jihad al-Islami y Gamaa al Islamiya, para abrir oficinas en Londres donde llevar a cabo campañas en los medios de comunicación y actos para recaudar fondos. No cabe duda de qué tipo de actividad empresarial se llevaba a cabo en esas oficinas. El mismo día en que se inauguró la oficina del Grupo Islámico en Londres, sus miembros asesinaron a diez coptos (cristianos egipcios) reunidos frente a una iglesia en la provincia egipcia de Alminia y a otros tres en una granja en la misma ciudad. Un portavoz del grupo terrorista, que contactó con el diario árabe internacional Al Hayat, se atribuyó la autoría del atentado y no negó que las órdenes podrían haber venido de la facción del grupo afincada en Londres.

Finalmente, poco antes de la masacre de Luxor, Egipto el 8 de octubre de 1997, el Departamento de Estado estadounidense, en cumplimiento de la Ley contra el Terrorismo de 1996, publicó una lista de treinta organizaciones terroristas extranjeras a las que se prohibía operar en territorio estadounidense. De los grupos mencionados, seis conservan su sede en Gran Bretaña: el Grupo Islámico (Egipto), Al Jihad (Egipto), Hamás (Israel, Autoridad Palestina), Grupo Islámico Armado (Argelia, Francia), el Partido Obrero Kurdo (Turquía) y los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (Sri Lanka).

¿Esta Europa poco preparada para el terrorismo?

Mientras que Hollande, Obama, Cameron and Rey Salman por un lado, añoran a las víctimas, por el otro, siguen trabajando estrechamente con los mismísimos grupos terrorista que mataron a Gadaffi y al embajador Americano en Bengazi, Kris Stevens. Nos toman por idiotas. Buscamos a los terroristas en lugares equivocados.

¿Qué papel han jugado las madrasas en el fomento del terrorismo islámico?

Desde finales de los años setenta, la Casa de los Saud inyectó grandes sumas de dinero para crear madrasas, escuelas religiosas para jóvenes donde se les enseñaba una interpretación radical y ortodoxa del islam. Así se crearon los cimientos del fundamentalismo en Pakistán, por ejemplo. Estas madrasas fueron básicamente el origen de las fuerzas talibanes en Afganistán, que nacieron a finales de los años noventa. El concepto básico tras la creación de estos talibanes en Afganistán era proporcionar un puesto de avanzada a los seguidores wahabíes de la Casa de los Saud en el umbral de Rusia, al lado de Asia Central, y en las entrañas del subcontinente indio.

Todo esto mientras Washington observaba el desarrollo de los acontecimientos desde la distancia, básicamente dando aliento. De hecho, Washington hizo mucho más que observar. La Universidad de Nebraska publicó libros de texto yihadistas llenos de imágenes violentas y enseñanzas islámicas bélicas, a costa de $2 millones de los contribuyentes estadounidenses.

En consecuencia, el reino saudí no sólo actúa como el cónyuge de Gran Bretaña en Arabia, sino que ha ido más allá y ha adoptado totalmente el método británico de controlar el mundo islámico creando profundas fisuras en su seno, explotando las diferencias sectarias históricas entre chiíes y suníes, y después llenando esas grietas con sangre musulmana.

Es más, la Casa de los Saud creó estas madrasas en colaboración con Al Qaeda. Por ejemplo, el príncipe saudí Turki bin Faisal, que había asumido el mando de la Dirección General de Inteligencia (GID, por sus siglas en inglés), el principal servicio de Inteligencia de Riad, de 1977 a 2001, conocía a Bin Laden desde 1978. Este último se convirtió en uno de los ejes de la política financiera del GID respecto al ISI y la guerra antisoviética en Afganistán, y se reunió varias veces con Turki en Islamabad.

¿Qué papel juega Arabia Saudí en financiar al terrorismo?

La Casa de los Saud ha proporcionado, en exclusiva, apoyo económico, político, religioso y mediático al terrorismo islámico. Este apoyo se presta especialmente a instancias de Gran Bretaña, así como de Estados Unidos e Israel. En las dos últimas décadas, los saudíes se han gastado como mínimo ochenta y siete mil millones de dólares en promover el terrorismo. En comparación, el Partido Comunista de la URSS y su Komintern gastaron poco más de siete mil millones de dólares para difundir su ideología en todo el mundo entre 1921 y 1991.

¿Te sorprende que los autores de los atentados de Paris eran Franceses?

En absoluto. El proselitismo wahabí no se limita al mundo islámico. Los saudíes han financiado el surgimiento de miles de mezquitas wahabíes, madrasas y otras instituciones religiosas en muchos países no islámicos. La inmersión wahabí es más profunda en los Estados del bienestar de Europa Occidental, donde las tasas de desempleo crónicamente elevadas han dado lugar a grandes grupos de jóvenes musulmanes aptos para trabajar que se han convertido en pupilos permanentes del Estado a costa de su dignidad humana básica.

Se ha formado una tormenta perfecta, gracias a la alienación y la ociosidad, que ha propiciado el reclutamiento de terroristas. Por ejemplo, los autores de los atentados del metro de Londres en 2005 eran nativos británicos de origen pakistaní, reclutados in situ y entrenados en el uso de explosivos durante sus visitas a Pakistán. El holandés de origen marroquí que asesinó al cineasta holandés Theodor van Gogh en 2004 (por producir una película crítica con el islam) fue asimismo fruto del adoctrinamiento wahabí.

¿El terrorismo islámico se financia con el dinero del petróleo de Medio Oriente?

No se financia totalmente con el dinero del petróleo saudí, sino que gran parte del dinero necesario para costear este proyecto procede de la producción de opio y heroína. El dinero generado por la venta de ingentes cantidades de opio y heroína se blanquea después a través de bancos extraterritoriales (offshore). De todas formas, no deberías extrañarte si te digo que un 90 por ciento de estos bancos extraterritoriales se encuentran en antiguas colonias británicas. Reino Unido y la Corona britanica siempre han sido muy ligados al trafico de drogas.

Seria lógica presumir que Presidente Obama está al tanto del papel de Arabia Saudita, no?

Muchos creen que, cuando el presidente Obama le estrechó la mano al rey saudí para darle la bienvenida a su nuevo cargo, Estados Unidos hizo formalmente la vista gorda al rey Salmán y a las políticas de Arabia Saudí para posicionar su propio poder, consistentes en financiar el crecimiento de Al Qaeda (y de los propios terroristas del 11-S), ayudar a difundir una religión secular e intolerante por todo el mundo, y financiar la escalada de violencia global en el nombre de Dios.

Repito, el reino de Arabia Saudí es la mayor fuente de financiación del terrorismo yihadista global, incluso de los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos, pero Washington, hasta la fecha, se ha negado a adoptar cualquier medida efectiva en contra. Detrás de los saudíes, por supuesto, están los británicos, una relación que queda patente en los fondos ilícitos derivados del contrato Al Yamamah entre británicos y saudíes.

¿Existe algún vínculo directo del Rey Salman de Arabia Saudi y la financiación del terrorismo islámico?

Tal como muestran el informe del Senado estadounidense, el informe de la Comisión sobre el 11-S y muchos otros documentos oficiales del Gobierno, en marzo de 2002, el FBI y las autoridades bosnias practicaron registros en las oficinas en Bosnia de la Fundación Internacional de Benevolencia (BIF, por sus siglas en inglés), una organización benéfica saudí que se sabía que canalizaba dinero hacia Al Qaeda. Los investigadores encontraron un disco duro de ordenador con documentación del sistema de financiación de Al Qaeda, al que se llamó “Cadena de Oro”. Entre los veinte patrocinadores principales de Al Qaeda identificados en un documento del disco duro se encontraba Sulaimán bin Abdulaziz al Rajhi. Banco Al Rajhi, es el mayor banco privado de Arabia Saudí, con 59.000 millones de dólares en activos y más de 500 sucursales. El banco fue fundado por los hermanos Al Rajhi, bajo la dirección de Sulaimán bin Abdulaziz al Rajhi, presidente de la junta directiva, además de uno de los principales financiadores de Al Qaeda según una serie de informes de la CIA y del Tesoro de Estados Unidos.

En 2003, la CIA elaboró un informe confidencial que más tarde se filtró a The Wall Street Journal, titulado El banco Al Rajhi, un canal de financiación radical. El informe de la CIA afirmaba que «los radicales islámicos han utilizado Al Rajhi Banking & Investment Corporation (ARABIC), al menos desde mediados de la década de los noventa, como un canal de transacciones terroristas, probablemente porque consideran que la amplia red del banco y su adhesión a los principios islámicos les resultan cómodas, y les parece sensato desde el punto de vista ideológico.

Según una investigación financiada por la ONU, el actual rey saudí Salmán transfirió en los años noventa más de 120 millones de dólares de cuentas de la Alta Comisión Saudí para la Ayuda a Bosnia bajo su control (así como de sus propias cuentas personales) a la Organización de Ayuda al Tercer Mundo (TWRA, por sus siglas en inglés), otro frente de Al Qaeda y el principal canal para el envío ilegal de armas a los combatientes de Al Qaeda en los Balcanes. El informe, apoyado por las declaraciones de los exagentes de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) y la CIA, señala al rey Salmán como la principal fuente de financiación de las operaciones de Al Qaeda que condujeron al 11-S, utilizando las organizaciones benéficas de tapadera para filtrar fondos a la organización terrorista.

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