La redacción de El Mundo sigue revolucionada. El viernes os contamos el mosqueo con el director David Jiménez por lo que es de momento su fracasada revolución digital y su excesivo protagonismo en Televisión y en Radio y ahora podemos confirmar que este descontento se ha trasladado a dos de las personas de mayor confianza del director: la adjunta a la dirección de elmundo.es Virginia Alonso y la responsable de redes sociales y Nuevas Narrativas Carmela Ríos.
La situación es compleja. Por un lado encontramos la serie de cambios que David Jiménez intenta realizar desde la distancia en El Mundo, un diario con una fuerte vocación y devoción al papel. Y por otro a la redacción que se resiste y que no entiende hacia dónde quiere ir el nuevo modelo. En el medio, las dos personas mandatadas para que empezasen a realizar estos cambios, más de fondo que de forma: la adjunta al director Virginia P. Alonso y Carmen Ríos, responsable de Nuevas Narrativas.
No obstante, en los dos casos el diagnóstico es el mismo: dos personas que no están curtidas en el campo del periodismo de batalla y que utilizan las nuevas tecnologías para lucir personalmente y generar su propia marcha personal. De hecho, hemos podidio saber que ya se han producido encontronazos en los que la redacción se ha negado a poner en marcha iniciativas propuestas por este equipo lo que ha minado muchas de las iniciativas que emanan desde Dirección.
Carmela Ríos y Virginia Alonso son dos profesionales que se han incorporado en marzo a la cabecera pero todavía no terminan de encajar en el equipo. En el caso de Carmela Ríos no son bien vistas sus coberturas multimedia de acontecimientos noticiosos. La profesional tiene muchos premios a sus espaldas precisamente realizando coberturas en Twitter que le dan mucho lucimiento personal que pero que en nada ayudan a mejorar la rentabilidad periodística de El Mundo.
El último caso fue la cobertura de los atentados de París hace diez días en los que como siempre se preocupó que hacer sus tuits, vídeos y fotos, pero totalmente al margen de cualquier coordinación con el resto de profesionales de El Mundo que estaban detrás de esta noticia. En cualquier cosa las sensaciones no son buenas y en la redacción empiezan a pedir explicaciones para intentar reconducir la situación que de momento no está llegando a buen puerto.
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