Hoy en día los niños manejan los dispositivos móviles casi con mejor destreza que los adultos, y las apps se han convertido en socios de los padres para entretener a los hijos. No obstante, no es oro todo lo que reluce. Las agencias de protección de 29 países y organizaciones supranacionales de todo el mundo han hecho una investigación que analiza la protección de la privacidad de los más pequeños. Los resultados presentan datos preocupantes: el 67% de las apps y páginas web destinadas a menores recopilan datos personales. A este respecto, las agencias de protección de datos de 29 países y organizaciones supranacionales de todo el mundo (Estados Unidos e Unión Europea incluidos) han realizado una investigación en el marco de la Global Privacy Enforcement Network (GPEN), cuya función es velar por la privacidad de los ciudadanos a nivel internacional, analizando las leyes que la protegen y los aspectos en los que se puede ver comprometida. El 41% de las apps y páginas web analizadas (casi 1.500 en total) muestran algún aspecto preocupante a ojos de los reguladores. Un porcentaje aún mayor, el 67%, recopila datos personales de sus usuarios (nombres y direcciones de correo electrónico, sobre todo), y la mitad comparte dichos datos con terceros (por ejemplo, empresas del sector publicitario). Algunas van más allá y ofrecen al menor la posibilidad de introducir su número de teléfono (22%) o compartir fotos o vídeos (23%). Adam Stevens, miembro del regulador británico en materia de privacidad, describe estos resultados como “preocupantes” y afirma que “la actitud que muestra una parte de estas webs y aplicaciones sugiere escaso interés por cómo se debe manejar la información personal de cualquiera, especialmente de los niños”. Según la investigación, el 31% de estas plataformas carece de controles que limiten la recolección de datos de los menores, siendo especialmente alarmante que “muchas organizaciones cuyas webs o apps claramente populares entre los niños simplemente afirman en sus políticas de privacidad que no están dirigidas a menores”, lo cual es manifiestamente falso.
De acuerdo con GPEN, solo el 24% de las páginas y aplicaciones analizadas aconsejan que los padres se involucren de algún modo en el uso que realizan sus hijos. Y lo que es más grave: el 71% pone las cosas muy difíciles al progenitor si decide eliminar la cuenta o parte de los datos personales que el menor haya introducido previamente. Al otro lado de la balanza, los investigadores han encontrado algunas herramientas que sí ofrecen controles efectivos o implementan buenas prácticas como paneles de control parental, usuarios y avatares predefinidos (que eliminan la tentación de introducir imágenes o nombres reconocibles), avisos que aparecen cuando el menor intenta introducir información personal o salas de chat que controlan el vocabulario que se usa. No es la primera vez que surge una polémica a este respecto. Las aplicaciones vinculadas con juguetes están en tela de juicio y la Comisión Federal de Comercio, regulador estadounidense y uno de los miembros de GPEN, ya advirtió en 2012 de que las aplicaciones infantiles recogían datos de menores y los compartían con terceros. Recientemente, Apple y Google, tuvieron que abonar cantidades multimillonarias a este organismo por haber permitido durante años que los niños realizasen compras en sus tiendas virtuales, sin cortapisas ni permiso parental. Así las cosas, resulta cada vez más importante controlar qué aplicaciones descargan nuestros hijos y seguir algunas recomendaciones de seguridad que nos permitirán superar la vuelta al cole y otros trances similares sin sobresaltos.