En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

¿Las relaciones virtuales nos dañan o nos benefician?

Dicen que el ser humano es un ávido consumidor de relaciones. Un hecho que los sociólogos confirman, alegando que sin ellas, el hombre casi ni podría vivir. Sin embargo, lo que nunca pudieron prever, ni ellos ni nadie, es la relevancia que alcanzarían las Redes Sociales como vehículo para facilitarlas, además de la repercusión negativa que tendrían sobre los medios más tradicionales, los cuales han quedado relegados a un tercer, o cuarto, plano. Hablamos de esos que, a pesar de ser electrónicos, eran un mero trámite que desembocaba en reuniones en plena calle, en un bar o en una simple habitación, para compartir juegos de mesa o simplemente charlar.

Ahora, las relaciones son completamente distintas. Lo que más destaca es la pérdida de humanidad en ellas. De hecho, sino fuera porque las realizamos nosotros, seres humanos pensantes, serían completamente artificiales. ¿En qué nos basamos para afirmar esto? Sencillo. Basta con mirar a nuestro alrededor. Si echamos un vistazo, y no hace falta que sea con mucha atención, podremos darnos cuenta de que vivimos enganchado a tres plataformas: Twitter, Facebook y Whatsapp. De hecho, las llevamos en nuestro móvil y cada vez que este vibra o suena, dejamos lo que estemos haciendo para poder atender ese mensaje que nos acaba de llegar. Somos adictos a ellas y, en sus entrañas, nadan todos nuestros contactos activos.

Así, este modelo de relaciones ha hecho, como bien aseguran los expertos, que dejemos a un lado a aquellos que tenemos a nuestro lado. Esto viene a significar, que desatendemos a nuestra familia y a los amigos que hemos ido cosechando en esos años previos al 2.0. De hecho, en muchos casos, hablamos más con nuestros parientes a través de mensajería instantánea que a la cara. Un hecho que preocupa a los expertos, ya que en muchos casos, esta inmersión tan extrema difumina la realidad del emisor o, incluso, puede llegar a producirle, si es más joven, cibermareo, nomofobia o cibercondria y, si se es más adulto, depresión, ansiedad, insomnio y, en casos más extremos, esquizofrenia.

Así, relacionarse a través de las Redes Sociales, a pesar de todo esto, se ha convertido en algo fundamental, sobre todo para los más jóvenes ya que, y a diferencia de lo que opinan los expertos, no estar en ellas supone, en la mayoría de los casos, el quedarse fuera de todos los grupos que se formen a tu alrededor. Así, y con esta premisa en nuestras cabezas, queremos plantear una pregunta que nos gustaría que nos respondieseis: ¿Se puede mantener una relación sana con un simple y distante contacto virtual o es necesario el acceso más personal, más cara a cara?

Seguiremos Informando…

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