La pérdida de deseo sexual en el matrimonio es uno de los motivos que puede acabar irremediablemente con la relación. De hecho, confesar la falta de lívido o deseo en la pareja suele asociarse, erróneamente, al fin del amor o falta de valoración del otro. Así, son pocas las ocasiones en las que se reconoce esta falta como es debido, llevando a situaciones en las que se intenta evitar los encuentros íntimos con la pareja.
El matrimonio lleva a que los miembros de una pareja se habitúen el uno al otro y, poco a poco, el estímulo de la novedad se pierde. Es por ello que la motivación sexual va desapareciendo. Para entender esta falta de deseo sexual debemos conocer las causas que lo provocan. Pueden ser varios los factores, tanto biológicos, como fisiológicos o psicológicos, pero siempre dejando claro que cada pareja tiene una serie de circunstancias diferentes que la configuran como única. Por ello, no puede establecerse ningún patrón o modelo genérico a la hora de encontrarse con este dilema. “El profesional puede intuir, más o menos, qué áreas del individuo o de la pareja pueden estar afectadas, pero siempre es mejor realizar un examen personalizado para aplicar una buena terapia adaptada al caso” nos explica María Esclapez, sexóloga y terapeuta de pareja, más conocida en los mundos cibernéticos como Señorita Blume.
¿Cómo hacer frente a esta inapetencia?
Es importante tener claro que no es necesario el amor para despertar el deseo sexual. Este sentimiento puede generarlo de un modo fuerte, así que puede decirse que este alimente el deseo, y viceversa. Pero no mostrar excitación ante la pareja no implica que el amor haya desaparecido. Este punto es importante, pues ayuda a descubrir que la base del deseo se encuentra, realmente, en uno mismo. “Cada persona ha de responsabilizarse de su propio placer. Dejar al azar el deseo y esperar a que éste se mantenga es un error muy común”. Otras veces, el error es pensar que el problema, al darse en el ámbito sexual, reside ahí. Muchas veces, hay que trabajar en el ámbito emocional más que en el sexual.
Exponer un tema tan delicado suele no resultar fácil. ¿Cómo planteárselo a nuestra pareja? Ante todo, hay que tener claro que el amor no se ha esfumado, que es un sentimiento que reside dentro de cada uno y que no desaparece con facilidad. Hablar con naturalidad, sin dejar caer el peso de la responsabilidad en uno u otro es vital. Tampoco se debe cometer el error de sacar conclusiones precipitadas o erróneas, porque la semilla de esta disfunción, muchas veces, se encuentra en donde menos se espera.
Aunque la falta de apetito sexual hacia la pareja parece afectar a los dos géneros por igual, son las mujeres quiénes más recurren a consulta por este motivo. Quizá sea por la equívoca asociación entre apetito sexual y hombría. O, quizá, porque para la mayoría de mujeres la parte afectiva o emocional de una relación es la que más pesa, haciendo que si esta resulta dañada, el deseo sexual también resulte perjudicado.
Señorita Blume nos plantea algunos consejos para recuperar el deseo sexual en el matrimonio y vida en pareja. Estar motivado al trabajo sexual individual y en pareja; estar dispuesto a salir de la zona de confort cognitiva sexualmente; hacerse responsable de la propia sexualidad; ser consciente de que la sexualidad es tan importante en la vida y en la pareja como cualquier otro ámbito vital (familia, trabajo, amigos, etc) o acudir a un profesional, entre ellos. “En la mayoría de los casos ni siquiera el propio paciente sabe a qué se debe su falta de deseo, y si no sabes cuál es la causa, mucho menos vas a saber cuál es la solución” declara Señorita Blume. Por ello, acudir a un especialista es indispensable para acabar con esta disfunción que a tantas parejas aqueja.
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