Una nueva edición de Destino: Wonderland dedicada en exclusiva al teatro con dos propuestas muy diferentes, ambas destinadas a un público de lo más variopinto, huyendo de etiquetas y clichés. En primer lugar, nos encontramos con Fran Perea cuando, hace unos días, empezaba a perfilar la gira de su nuevo montaje, La Estupidez, de Rafael Spregelburd. Tras su exitoso paso por las Naves del Español en Madrid, la función llegará los próximos 10 y 11 de marzo a Málaga, patria chica de Fran y de Javier Márquez, dos de los fundadores de la compañía Feelgood Teatro. Ya se tienen también fechas cerradas para Marbella, Martos y Avilés, mientras esperan nuevas confirmaciones.
La Estupidez es un auténtico salto mortal (función de tres horas de duración con 24 personajes interpretados por 5 actores) que expresa a la perfección la filosofía de la compañía: amor por el teatro en grado superlativo. Fran Perea reivindica las tablas, la escena, aquello que le forjó como actor aunque crean que brotó en televisión por generación espontánea. Sin renegar del medio que tanta popularidad le dio (y en el que pronto volveremos a verle), Fran Perea tiene muy claras sus prioridades como intérprete y productor, aunque advierte que no ha abandonado la música, tan sólo la ha dejado a un lado por no tener el tiempo necesario: “pero sigo componiendo y voy guardando material”.
En la segunda parte del programa viajamos al fondo del mar gracias a la inmortal historia que Hans Christian Andersen tituló La Sirenita y que Candileja Producciones ha transformado en un musical de creación propia. Visita nuestro estudio Jesús Sanz-Sebastián, director del espectáculo, autor del libreto y las letras de las canciones e intérprete de uno de los personajes principales, para hablarnos sobre la génesis de la que anuncian como: “aventura ecológica”, y que puede verse actualmente todos los fines de semana en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
Artífice de montajes que han gozado del favor de público y crítica (Forever: King of Pop, Mí, me, conmigo o 50 sombras), Jesús Sanz-Sebastián ha concebido un espectáculo para todos los públicos en el que nadie se siente excluido y que grandes y pequeños viven con intensidad e implicación, puesto que continúa la campaña medioambiental iniciada con La gran aventura de Pinocho, anterior montaje de Candileja. Para vencer a la bruja del mar será necesario aprender a reciclar y colaborar en el esfuerzo común de conseguir un mundo más limpio y saneado, todo ello aderezado con canciones y un magnífico despliegue de escenografía, vestuario y caracterización que reproduce lo que sucede bajo las aguas.
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