Durante las últimas dos semanas, el Grupo Milenio ha estado en el punto de mira de la opinión pública desde que se conociese la renuncia de Karen Cota. La periodista denunció que se había censurado su reportaje sobre la cruzada contra el hambre, cambiando el enfoque y el titular del mismo. Días más tarde el subdirector editorial, Néstor Ojeda también presentó su dimisión “solidarizándose con el equipo de Datalab”. Las acusaciones apuntaban a la estrecha relación existente entre Carlos Marín, Director Editorial del grupo de comunicación con las atas esferas del poder político, que finalmente ha querido pronunciarse sobre las acusaciones de los dos periodistas.
“Ayer, dos senadores del PAN derraparon al tomar en serio las insidias que corren por el vecindario cibernético sobre un texto relativo a la Cruzada contra el Hambre que me fue cantado el lunes 7 y de cuya veracidad desconfié porque me pareció inverosímil” comentó Marín en su artículo titulado Chismes, patrañas y usos políticos. Una hora más tarde, Milenio responde en su editorial a las acusaciones vertidas por Karen Cota y Néstor Ojeda donde explican que durante una reunión “la subdirección de información expresó algunas dudas sobre la solidez del trabajo” que finalmente se publicó “ya que se había entrevistado al secretario técnico de la Cruzada, es decir, se le daba voz a la parte aludida en la nota”.
El artículo de Milenio también hace referencia a la reunión que mantuvieron Carlos Marín, Karen Cota y Rosario Flores, titular de la Sedatu junto a dos funcionarios del mismo organismo. “Los funcionarios entregaron una carta del secretario técnico entrevistado en el reportaje, quien corregía y aclaraba las declaraciones que se le atribuyeron en el texto original” por lo que el reportaje se retiró de la edición digital y se publicó una réplica en la primera página del periódico y “se reacomodaron en DataLab de Milenio Digital tres materiales: el reportaje original íntegro, la metodología utilizada y la réplica”.
Por último, el medio de comunicación “se siente orgulloso de de privilegiar el legítimo derecho de réplica” negando la censura que esgrime Karen Cota y decidiendo finiquitar la relación con su esposo, Néstor Ojeda. Reconocen también que en este caso, “los procedimientos para obtener, verificar y publicar la información no funcionaron y de esto no hay nadie a quien responsabilizar que a nosotros mismo”.
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