En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

Los podólogos aconsejan un especial cuidado a los pies para disfrutar de las cofradías sin contratiempos

Durante estos días de Semana Santa pasaremos muchas horas en la calle disfrutando de las procesiones o participando en ellas. Por este motivo, es importante tener en cuenta el cuidado de los pies. Claudio Domínguez, especialista en podología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón nos ofrece unas prácticas recomendaciones para su cuidado durante las cofradías. El pie es una de las partes de nuestro cuerpo sometida a un gran esfuerzo físico en estos días, ya se participe como parte de una procesión o como espectador. En estas fechas, asegura el podólogo, es fundamental hacerse un examen de los pies si la intención es estar muchas horas en la calle.

Antes de salir de casa: lavarse los pies exhaustivamente con jabón ácido y agua tibia, aunque no más allá de cinco minutos; secarse muy bien entre los dedos; cortarse las uñas horizontalmente (cuadradas), antes de la ducha (no usar corta-uñas ni tijeras puntiagudas); hudratar los pies con crema untuosa (vaselina/glicerina) o específica para pies, exceptuando en los dedos; utilizar calcetines o medias que no aprieten, sin costuras y a ser posible de tejidos suaves y naturales que permitan la transpiración; el calzado, de piel o tejidos naturales si es posible, sin costuras internas, suela flexible, con contrafuerte firme, con pala que permita el movimiento de los dedos en su interior, con sujeción mediante cordones; evite el tacón de más de 4 cm, las punteras duras, el plástico y los zapatos sin estrenar o deformados por el uso; no debe comprar sus zapatos a primera hora, sino por la tarde, que los pies están más hinchados que si lo hace por la mañana y así evitará dolor y rozaduras con posterioridad.

Recuerde que el dolor, la congestión, las heridas, las infecciones y las dichosas ampollas se favorecen por un calzado flojo o muy ajustado y calcetines flojos o con costuras, asegura Domínguez.

Durante la procesión: No estar de pie por periodos prolongados de tiempo. Si esto no es posible, cambiar el pie de apoyo con alternancia de ambos pies y ponerse de puntillas en ocasiones para reactivar la circulación; evitar los temidos pisotones en las bullas y los golpes con las irregularidades del terreno, adoquines… ya que en estas circunstancias tenemos limitada la visión del suelo que pisamos; y no se quite los zapatos, pues aumentarán su dilatación y podrá desprender la piel de las ampollas, si las hubiera, o quizás no se pueda calzar de nuevo.

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