Nos hemos acostumbrado a ver la competencia en televisión como un asalto a las ideas de terceros. No importa la cadena que tenga los derechos de explotación, o la productora que los gestione, si se está dispuesto a pagar sin límite, se consigue todo.
Recordadas han sido las salidas de programas que, como en el caso de Aquí no hay quien viva de Antena 3, y producida por la Miramón de José Luis Moreno, se marchaba a Telecinco, cambiando el nombre y utilizando los mismos actores, técnicas… Los ejemplos son casi infinitos, y esto nos lleva a entender porqué el cantante y presentador Bertín Osborne ha aceptado por dinero, dejar la cuadra de la Española y enrolarse en las filas de Paolo Vasile. ¿Uno más?
No sería un ejemplo más, si la lucha no hubiese sido chequera en mano. Bertín cambia la tranquilidad y el sosiego de la televisión pública, por un programa, que será el mismo, con el título retocado, y en el que, con cortes publicitarios, salidas y entradas de los de Gran Hermano, apariciones en otros programas…. Lo que llaman ¡cadena río!
Y, en ese río se han ahogado entre otros el humorista manchego José Mota, que abandonó la española para formar parte de la parrilla de Telecinco, y ¿dónde está hoy? Ese es el problema, hasta que no entiendan que la televisión no es sólo lo que ellos quieren programar, es lo que los espectadores quieren ver. Y, por lo que vemos en las redacciones de nuestro Grupo, cada vez son más los redactores que ven televisión en sus móviles…
Esperemos que la cordura llegue a los bolsillos del que se jacta ser el mejor gestor de la televisión en el mundo, Paolo Vasile, y contamine algo más de juventud, cordura y realidad a una competencia que sólo genera desconcierto en las audiencias.