A la hora de negarle a las organizaciones la venta de sus datos a terceros los consumidores se muestran más preocupados con el uso que algunos entes públicos o privados puedan hacer de su información personal que otros. Por ejemplo, Más de la mitad de los usuarios se muestra mucho más preocupados de que los gobiernos vendan sus datos a terceros, junto con los bancos o las redes sociales. El 50% de los consumidores consultados se muestran preocupados de que se compartan los datos de ellos que disponen sus proveedores de televisión por satélite, y a un 47% le preocupa que se conozcan los datos que tienen de ellos las tiendas online. Justo después se encuentran los consumidores contrarios a que las aerolíneas vendan sus datos, y los datos que los supermercados poseen sobre ellos son los últimos que entran en el ranking, de los que más preocupan a los encuestados a la hora de que puedan vender los datos a terceros.
Además los consumidores también están más preocupados sobre compartir algunos tipos de datos que otros. Un 44% no estaría en contra de que compartiesen contenido de las redes sociales pero solo un 20% no tiene problemas con que se conozca su comportamiento de compra online. Es decir, la gente está más preocupada de que se conozca su comportamiento de compras online que sus contenidos en redes sociales.
Estarían más dispuestos a compartir datos como la edad (45%), las visitas a tiendas (38%), algo más reticentes con el estado civil (35%), poco dispuestos a compartir la localización actual (17%) y las preferencias políticas (15%) o el peso (12%) y muy poco dispuestos compartir el número de teléfono ( 7%). Lo que más les preocupa que se conozca sin su consentimiento son las violaciones de tráfico (3%), los nombres de sus hijos (2%) o datos financieros y el número dela seguridad social ambos con un 1%. Sin embargo, hay unanimidad entre todos ellos respecto de que las compañías no vendan sus datos a terceros en un 91%, incluso aunque las empresas les compensen de alguna forma. Según el estudio de Bain & Company, solo el hecho de pedir permiso a los consumidores para obtener sus datos, puede doblar el número de ellos que están dispuestos a compartirlos.
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