Facebook está realizando un cambio casi cada siete días. Movimientos ordenados por D. Mark Zuckerberg, ‘CEO mayor’ del Social Media, los cuáles tratan de hacer aún más grande un empresa que genera una fortuna al año. Sin embargo, resulta extraño que, con la de empleados en nómina que tiene la compañía, ninguno haya hecho un análisis pormenorizado de la actividad de la red social. De haber sido así, se habrían dado cuenta de un hecho del que si se ha percatado The Information, tras acceder a información confidencial.
Hablamos de una reducción de, mínimo dos dígitos (un 21% concretamente), en la producción de mensajes originales en los distintos muros existentes en Facebook. Esto viene a significar que, si accedemos a cualquier cuenta, veremos que nuestro interés en promulgar nuestra vida a terceros es, cada día, menor. Antes, inundábamos los perfiles de anotaciones y, sobre todo, fotografías. Hoy, están plagados o de publicidad o de vídeos de animales (sobre todo de gatitos, los cuales siguen siendo un ‘boom’). Y lo más importante: la gente joven (alma del 2.0) está abandonando lo que antes era, para ellos, una sana costumbre: comunicarlo todo, sin falta. El 30% de descenso es la señal inequívoca de ello.
Facebook no es de la misma opinión
Como no podía ser menos, Facebook niega la mayor. Ellos consideran que esta reducción no es tal y que todos sus fieles siguen igual de activos que hace unos años. Afirman que: “El nivel general de contenido que se comparte en su red no solo sigue siendo sólido, sino que está en las mismas cotas que en años anteriores”. Eso sí, no lo defienden con pruebas. No han facilitado datos. Cifras que apoyen sus declaraciones. Tampoco revelan si seguimos siendo originales o si usamos su plataforma, exclusivamente, para reenviar videos que nos divierten o fotos que nos llaman la atención. Un uso que, a la larga, no les conviene en ningún caso.
¡Y dale con la publicidad!
Otra nueva inquilina, casi propietaria y causante de este cambio de tendencia de Facebook, es la publicidad. Mark puso el ojo en ella, ya que si seguía obviándola se arruinaría (existen pocos medios para él de cara a rentabilizar la plataforma). El resultado ha sido más que claro: muros repletos de spots (de todas las clases), lo que a la vista cansa… ¡Y mucho! Pero aquí no acaba el problema ya que, las marcas no invierten dinero en anunciarse en un servicio si este no viene avalado por un amplio número de consumidores. Así, comenzó con esto una nueva batalla de Facebook por rellenar sus actas de usuarios. Y estos picaron, mordiendo las nuevas actualizaciones. Unos buenos anzuelos ante nuestro gusto por lo nuevo. Así, Facebook ya no es ese rincón dónde nos lanzábamos en busca de aquellos amigos del pasado. Hoy es un popurrí de muchos desconocidos, y pocos conocidos, en el que cuesta hasta comunicarse.
Esto, unido al auge de otros nombres, ha hecho que Facebook, tras orden de Zuckerberg, haya cambiado el rumbo hacia la realidad virtual. ¿Reconoceremos el producto que tanto hemos querido o tendremos que empezar de cero, otra vez?
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