En la Tierra a miércoles, diciembre 25, 2024

La predisposición para desarrollar una adicción está condicionada por factores biológicos y ambientales

No todas las personas que consumen drogas desarrollan adicción. Los expertos reunidos estos días en las XVIII Jornadas Nacionales de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) describen que hay personas que nacen con una mayor comorbilidad a la adicción, principalmente por factores biológicos y ambientales, incluyendo la vulnerabilidad genética. En el contexto de estas jornadas, el Dr. José Martínez-Raga, psiquiatra del Hospital Universitario Dr. Peset, afirma que “la presencia de otros trastornos psiquiátricos y, por lo tanto, la patología dual, aumenta la vulnerabilidad para desarrollar adicción a sustancias”. En este sentido, “hasta el 90% de los pacientes que acude a consulta por un trastorno adictivo presenta o ha presentado otro trastorno mental asociado y hasta el 75% que acude a una consulta de Salud Mental (por depresión, esquizofrenia, TDAH, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad,…) tienen o han tenido también otro trastorno mental asociado”. Los expertos en patología dual consideran que la creación de una red integrada de tratamiento podría mejorar el diagnóstico de patología dual, ya que en la actualidad hay dos redes de tratamiento separadas. Por ello, “los pacientes que acuden a dispositivos de salud mental con frecuencia no son diagnosticados sobre su trastorno adictivo, de igual modo que los pacientes que acuden para ser tratados por su adicción no reciben con frecuencia un tratamiento global para su patología dual”, comenta el Dr. Martínez-Raga.

Adicción y dependencia del alcohol

Alrededor de 15 millones de europeos son alcohol-dependientes. El Dr. Pablo Vega, médico del Instituto de Adicciones recalca que, desde el punto de vista médico, “la abstinencia ha dejado de ser el fin prioritario en la adicción del alcohol y el foco se centra más en el desarrollo de programas de consumo controlado”. A pesar de que las mujeres están más protegidas biológica y culturalmente que los varones en el consumo de alcohol, en los últimos años ha habido un incremento significativo del consumo de alcohol en mujeres adolescentes, sobre todo en forma de atracones de bebida.

El Dr. Vega explica que “el consumo de alcohol en nuestro país se inicia en torno a los 16,7 años de media. Según datos de 2012, 8 de cada 10 estudiantes habían consumido alcohol en el último año y 7 de cada 10 en el último mes”. Según este experto, “los factores genéticos explicarían el 49% de la variancia en el riesgo para la dependencia del alcohol y que pueden influir sobre su velocidad de progresión, mientras que la edad de inicio podría estar más relacionada con factores ambientales”. Los expertos detallan que el consumo intensivo de alcohol se confirma con patrones como el “binge drinking” o atracón que se produce por la ingesta de 5 o más vasos o copas en un intervalo aproximado de dos horas. Por otro lado, factores ambientales como el estrés, traumas en la infancia o la exposición temprana al alcohol, pueden favorecer la dependencia. 

Por sexos, las mujeres que tienen dependencia del alcohol presentan mayores tasas de ansiedad y trastornos afectivos, mientras que en el caso de los hombres suele ser por trastorno antisocial de la personalidad, trastorno de conducta y otras adicciones. En este sentido, “el 72,4% de las mujeres que abusan del alcohol y el 86% de las dependientes del alcohol han presentado algún trastorno psiquiátrico o drogodependencia y en el caso de los varones, la prevalencia de trastorno psiquiátrico es de 56,8% para el abuso y 78,3% para la dependencia del alcohol”, comenta el especialista. En cuanto al abordaje de la psicopatología y de la conducta adictiva, el Dr. Vega indica que “es imprescindible el abordaje psicoterapéutico integral para ambas patologías y se deben plantear una serie de objetivos prioritarios para la intervención, como elaborar un programa terapéutico individualizado con objetivos realistas a corto y largo plazo, establecer y mantener la alianza terapéutica y/o favorecer el cumplimiento farmacológico y la adhesión terapéutica, entre otros aspectos”.

¿Existe la “adicción a la comida”?

El control desempeña un papel fundamental en los trastornos relacionados con problemas de alimentación. “Los trastornos de la conducta alimentaria podrían ser resultado de la incapacidad para regular el consumo de alimentos altamente procesados o que contienen carbohidratos, grasas, sales y cafeína”, describe el Dr. Ignacio Basurte, psiquiatra del Hospital general Universitario Gregorio Marañón. Según este experto, “aunque la pérdida de control es más evidente en el trastorno por uso de sustancias, en los trastornos de alimentación suelen surgir dudas sobre si una persona que padece bulimia nerviosa (BN) o trastorno por atracón (TA) experimenta la sensación de falta de control sobre la alimentación cuando realiza una sobreingesta alimentaria”. En este sentido, aclara que “no necesariamente un TA o BN debe acompañarse de obesidad o sobrepeso, aunque sea lo más frecuente”.

Por otro lado, diversos estudios confirman que la presencia de “adicción a la comida” se asocia con trastornos afectivos, estados de ánimo negativos, desregulación emocional, trastorno de la psicopatología alimentaria y baja autoestima. La predisposición genética podría incrementar el riesgo de desarrollo de trastorno por uso de sustancias y otros trastornos mentales como alteraciones en la alimentación. Sin embargo, el Dr. Basurte añade que “no se han realizado estudios genéticos y de herencia familiar sobre una posible adicción a la comida”. Aunque hay alimentos que pueden generar conductas adictivas, la Sociedad Americana de Psiquiatría puntualiza que, “a excepción de la cafeína, no existe suficiente evidencia científica para etiquetar cualquier alimento común, ingrediente, micronutriente, aditivo alimentario estándar o combinación de ingredientes como adictivo”. Los expertos en patología dual sostienen que hacen falta estudios para abordar si comer en exceso de manera adictiva y la obesidad pueden ocurrir al margen de una predisposición genética a un peso corporal elevado. “La patología dual puede ayudar a dar sentido al nuevo paradigma de las adicciones conductuales, y en el caso de la adicción a comer puede introducir criterios de vulnerabilidad individual que potenciaran el comer o no comer como una nueva dimensión adictiva dentro de los trastornos mentales”, concluye.

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