“Los tratamientos basados en el sistema inmune se vienen empleando en Hematología desde hace muchos años, puesto que el trasplante alogénico tiene su fundamento en un efecto inmune contra el tumor y en las recidivas son útiles las infusiones de linfocitos del donante”, ha resaltado el doctor Adrián Alegre, presidente de la Asociación Madrileña de Hematología y Hemoterapia (AMHH), durante la reunión “El sistema inmune en las hemopatías malignas”, a la que han acudido un centenar de hematólogos para revisar las nuevas estrategias de inmunoterapia: los inhibidores de check-points (o puntos de control) en el linfoma; la terapia CART (modificación de los linfocitos T para que reconozcan las proteínas antigénicas del tumor y lo destruyan) en la leucemia linfoblástica aguda (LLA) con fenotipo B; y los anticuerpos monoclonales que por primera vez se disponen en el mieloma múltiple como son elotuzumab o daratumomab.
Estos agentes y estrategias “se emplean ahora en pacientes en recaída o refractarios que no tienen otra opción de tratamiento, pero pasarán a primera línea de forma aislada o combinada para mejorar los resultados”, declaró el experto. “El sistema inmune puede activarse para luchar contra el tumor o inhibirse para evitar que crezca”, añade. “El equilibrio entre ambas opciones es lo que hay que lograr, o bien modular su intensidad según el tipo de tumor”. Todo esto “abre nuevas expectativas no solo en procesos refractarios sin otras opciones, sino también en futuros esquemas en etapas iniciales y en mantenimiento para conseguir el control definitivo de muchos procesos, y precisa un gran desarrollo clínico traslacional”.
Según el doctor Alegre, “el hematólogo tiene una amplia formación biológica que le convierte en un actor clave para el desarrollo óptimo de estas nuevas estrategias terapéuticas, por los procesos tan complejos que trata y porque en muchos de ellos son las células del sistema inmune las que están enfermas”. Tal es el caso de los linfomas, las leucemias linfoides crónicas o el mieloma. Este profesional “puede estudiar mejor los biomarcadores relacionados con estos tratamientos para su mejor aplicación”. Por otra parte, “la aplicación de estas estrategias en el trasplante hematopoyético también es competencia del hematólogo, que es el gran experto en terapia celular”. La Inmuno-Hemato-Oncología “es una nueva disciplina que debe ser de obligada revisión por parte de los hematólogos clínicos y ha de formar parte del nuevo programa formativo de la especialidad por su complejidad e interés terapéutico”.