Saturación, sobreexposición, infoxicación… Así podríamos definir la presencia de los dirigentes políticos en los medios de comunicación y en especial en televisión. La audiencia hace tiempo que da muestras de cansancio y ha dejado de seguir masivamente los espacios donde participan los líderes o miembros del PP, PSOE, Podemos o Ciudadanos. Ya nadie se salva del rechazo de los espectadores.
A pesar de que esta tendencia a la desafección hacia Mariano Rajoy (PP), Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) o Albert Rivera (Ciudadanos) comenzó hace tiempo es ahora cuando comienza a hacerse cada vez más patente en términos de audiencias. Ayer mismo tanto Rivera como Sánchez pincharon en sus apariciones en horario de máximo consumo televisivo. Es evidente que el desgaste se ha recrudecido en esta segunda campaña electoral que han tenido que iniciar los partidos de cara a las elecciones del 26J.
Por ejemplo, la visita anoche de Albert Rivera al plató de El Hormiguero en Antena 3 obtuvo unas cifras de lo más discretas. El espacio de access prime time conducido por Pablo Motos sólo registró un 9,7% de share y 1.772.000 espectadores. En pleno prime time la historia se volvió a repetir esta vez con Pedro Sánchez. El secretario General del PSOE protagonizaba una nueva entrega de Dos días y una noche junto a Susanna Griso y el programa se quedó a la cola entre las cadenas generalistas con un 7,4% de cuota de pantalla y 1.287.000 seguidores.
Los líderes políticos comenzaron con reticencias respecto a su participación en ciertos programas y formatos de televisión o radio, pero poco a poco fueron sucumbiendo y abriendo sus vidas a los ciudadanos. De hecho, a tenor de los resultados parece que lo han hecho en exceso y muchos se preguntan ya si es necesaria esta sobreexposición mediática y las excesivas confesiones personales de los políticos. Lo peor es que la campaña no ha hecho más que empezar de nuevo.
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