El dramaturgo Paco Bezerra partió de unos hechos ocurridos en EEUU en 2014 para escribir El Pequeño Poni, función que puede verse en el Teatro Bellas Artes de Madrid hasta el próximo 16 de octubre, momento en que continuará su gira por toda España. Fueron dos los niños a los que se prohibió la entrada en sus colegios por llevar una mochila con dibujos de la serie de animación My Little Pony que, paradójicamente, exalta los valores de la amistad y el compañerismo entre los más pequeños.
María Adánez atendió a Destino: Wonderland mientras se preparaba para la representación y con ella hablamos sobre una función que plantea muchos interrogantes, que pone a los espectadores frente a los prejuicios, que obliga a analizar nuestros comportamientos, que denuncia el silencio, la negación, la connivencia y el conformismo con situaciones dramáticas que no pueden ser tildadas de “cosas de niños” a las que no dar importancia (entre otras razones, porque son los adultos los que las promueven y alientan, aunque sólo sea por su indiferencia, porque ellos son los responsables de erradicarlas, evitarlas y castigarlas). La popular actriz y Roberto Enríquez interpretan a los padres del niño que sufre bullying, un matrimonio que se ve superado por las circunstancias y por una catarata de emociones y sentimientos que colisionan y por momentos se contradicen, los mismos que va experimentando el público, quien a ratos se pone del lado del padre y en otros apoya la actitud de la madre, sin perder de vista las reacciones del niño (que no aparece en escena) ante lo que vive en la escuela y el modo en que lo afronta cada uno de sus progenitores.
El Pequeño Poni permite a María Adánez seguir demostrando sobre las tablas su enorme y variado potencial dramático, del que ya había dejado constancia en montajes como Salomé, Las brujas de Salem o La señorita Julia. Su unión profesional con el director Luis Luque ha dado frutos tan jugosos como la maravillosa La escuela de la desobediencia (escrita por Paco Bezerra) o la todavía reciente Insolación y, sin dejar de lado El Pequeño Poni: “Con la que esperamos seguir mucho tiempo, alternándola con otros proyectos”. Con todo, ya preparan, también junto a Paco Bezerra, una particular versión de Lulú de Frank Wedekind.
Aunque el Oscar le fue esquivo en quince ocasiones (sólo recibió uno honorífico), Alex North es un compositor que ha dejado una huella muy profunda en la memoria de los espectadores (y así lo demuestra Pablo Vilaboy) gracias a las bandas sonoras creadas para Un tranvía llamado Deseo, Espartaco, Cleopatra, ¿Quién teme a Virginia Woolf?, la serie de televisión Hombre rico, hombre pobre o por la música para acompañar las palabras de Hy Zaret en la famosísima Unchained Melody que, 34 años después de ser creada para un drama carcelario que sólo se recuerda debido a la canción, se convirtió en todo un hito gracias a su inclusión en Ghost.
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